Pola de Laviana, Lara FERNÁNDEZ

Los tradicionales campus de verano en el pueblo o cerca de cualquier playa española han evolucionado: tanto las lecciones como los propios monitores son ya mucho más especializados. Prueba de ello se encuentra en el éxito de los campus de fútbol como mejor alternativa para los pequeños más aficionados a este deporte.

El jugador del Sporting de Gijón Roberto Canella tiene el suyo propio, ya que apadrina el primero puesto en marcha en Laviana por la Asociación Cultural y Deportiva Alcava, que comenzó ayer y se prolongará hasta el 10 de julio. El único requisito es que los niños y niñas tengan entre 6 y 13 años pero, aunque ya hay 90 inscritos, sólo cuentan entre ellos con 3 niñas, poniendo de manifiesto que las chicas que se decantan por el «deporte rey» siguen siendo una minoría.

Las actividades deportivas y culturales duran todo el día e incluyen, no sólo entrenamientos, sino también comidas en grupo, la visualización de películas o charlas de la fisioterapeuta del equipo sobre temáticas como la prevención de lesiones. Además, los chavales se dividen en grupos de 10 a 15 personas, para recibir un trato especializado y personal de calidad.

Lavianés y criado en la cantera de este equipo, Canella recuerda aquellos años «con mucho cariño» y afirma con contundencia que, a pesar de que las actividades están dirigidas a niños de muy corta edad, «la técnica se aprende mejor cuanto más pequeño y, de hecho, es lo que mejor recuerdas cuando creces, con quince años ya no lo pillas». Por ello, a los más jóvenes ya se les enseña «a meter goles en conducción o a dar pases en espacios reducidos», mientras que los de mayor edad dentro del grupo aprenden tácticas y estrategias de mayor complejidad. Junto a Roberto Canella, varios jugadores más del Sporting y de Primera División acompañarán a los niños durante estos días.

Pero la diversión y la técnica no son sólo el objetivo prioritario de este proyecto: «Por supuesto que queremos que los niños estén contentos de jugar con nosotros, pero los monitores se encargan también de inculcarles calidad humana, un factor imprescindible», asegura Canella. Tanto el jugador como Isaac Jiménez, presidente del Alcava, afirman que todas las actividades, tanto deportivas como culturales, están destinadas a sembrar en los pequeños «una personalidad, un sentimiento de grupo, de compañerismo, para que se den cuenta de lo que es el esfuerzo en común».

El lateral izquierdo del Sporting aceptó sin titubeos la proposición de los monitores del campus, «orgulloso» de que lleve su nombre. Espera poder transmitirles a los niños todo lo que sabe y, asimismo, le gustaría convertirse en «uno de sus referentes», ya que recuerda con añoranza los que él tenía cuando era aquel niño que ya apuntaba maneras de transformarse en un jugador completo y con futuro.

Con las múltiples ventajas que ofrece el campus, no es de extrañar que muchos niños opten por esta alternativa para ocupar algunos días de sus vacaciones. En los pequeños, se transmite la idea de responsabilidad y autonomía, mientras se fomenta el trabajo en grupo y la responsabilidad personal, de la forma más efectiva: sin que ellos, prácticamente, sean conscientes. Lo técnico y lo humano forman un híbrido perfecto en este proyecto.

«El fútbol no es sólo pegarle patadas a un balón, los valores importan y mucho», garantiza Canella.