Mieres / Langreo,

Pablo CASTAÑO

Al mismo tiempo que el Ayuntamiento de Langreo ponía en marcha el proyecto de recuperación del ferrocarril minero del valle del Samuño, la «Juanco», una de las locomotoras de vapor que durante décadas surcó el valle langreano transportando carbón, era desguazada sin compasión en un taller del concejo. La historia ferroviaria de las Cuencas, una vez más, fue tratada como chatarra.

La pasada semana, durante la celebración de las III Jornadas de Historia y Patrimonio Industrial de Mieres, el director del Museo del Ferrocarril de Asturias, el mierense Javier Fernández, lamentaba que a estas alturas aún se destruyeran locomotoras de vapor a pesar de la concienciación social sobre su valor patrimonial y simbólico. «Lo más doloroso es que la última máquina que se ha desguazado en España estaba aquí, en Asturias», señaló Javier Fernández, que prefirió no dar más detalles. La mecha ya estaba prendida? Solo había que consultar en internet los activos foros de los estudiosos del ferrocarril, donde ya había estallado la polémica, para saber de que hablaba.

En la web «locomotoravapor.com», impulsada por el propio Javier Fernández, se hace un seguimiento continuo de los supervivientes del vapor. Solo quedan 65 locomotoras en Asturias (la mitad de ellas a salvo en el Museo del Ferrocarril de Gijón y en el Museo de la Minería de El Entrego) y cada una tiene su ficha en la «web». Los aficionados y estudiosos de los trenes mandan fotos para dar fe de que esas locomotoras de vapor siguen vivas y notificar su paradero. Todas las fichas tienen el texto en color negro salvo una, que aparece en un llamativo rojo chillón. Es para «gritar» que esa máquina ha sido «desguazada como chatarra». La víctima es la «Juanco», una locomotora centenaria que durante décadas prestó servicio en el ferrocarril minero de Carbones de La Nueva, en el valle del Samuño, y que acabó sus días en un desguace del polígono industrial de Riaño II.

¿Cómo es posible que un emblema de la industrialización sea tratado como chatarra en un momento en el que, además, se está recuperando con una inversión millonaria el ferrocarril minero del Samuño con fines turísticos?. Reconstruir la historia de la locomotora puede aportar respuestas.

La «Juanco» fue construida en Munich en 1909 por la empresa Krauss & Co. La máquina tenía el número de serie 6128. Las locomotoras alemanas ostentaban fama de duras y a falta de producto nacional arrastraron durante décadas buena parte de los convoyes mineros de Asturias. La «Juanco» trabajó a destajo en las vías del ferrocarril de Carbones La Nueva, empresa fundada en 1901 y adquirida por la Real Compañía Asturiana de Minas en 1925. Carbones de La Nueva disponía en el valle del Samuño de un trazado férreo con un ancho de vía de 650 mm. y una longitud de casi cuatro kilómetros que había sido impulsado anteriormente por la Sociedad Hermanos Felgueroso y que estaba dividido en dos tramos unidos por un plano inclinado. Las vías comunicaban el área de producción minera de La Nueva, con el pozo San Luis como referente, con el lavadero de carbones de Camellera, en Ciaño.

«Las únicas locomotoras que sin duda pertenecieron a Carbones de La Nueva fueron las denominadas «Pepe» y «Juanco». La «Juanco» llevaba la número 4 y la «Pepe» el 6, por lo que seguramente funcionaron algunas otras», señala Faustino Suárez Antuña, doctor en Geografía y vicepresidente de la asociación de arqueología industrial Incuna, en su investigación «El pozo San Luis en Langreo. Geografía, historia y patrimonio industrial». La «Pepe», construida en 1927 por la compañía alemana Henschel, se conserva actualmente expuesta en el parque Dorado de Sama. Su hermana mayor no ha tenido la misma suerte.

Carbones de La Nueva se integró en Hunosa en 1968. Todos sus bienes pasaron a formar parte de la compañía estatal, incluido el ferrocarril que aún prestaba servicio con locomotoras de vapor. La línea se cerró en la década de los años 70 con la clausura en cascada de las minas de montaña, el pozo San Luis y los lavaderos y talleres auxiliares. En el libro «Northern Spain narrow gauge», de John Organ, editado recientemente por Middleton Press, se incluye una fotografía tomada por Jeremy Wiseman el 26 de julio de 1976 en el que todavía se puede ver a la «Pepe» en servicio en el valle del Samuño tirando de vagones de carbón.

De la «Juanco» en funcionamientos no hay muchas imágenes. Tras el cierre de la línea de Samuño no está constatado que prestara servicio en otros ferrocarriles mineros del gigante Hunosa. Al igual que la «Pepe», una vez fuera de servicio se convirtió en monumento. La «Juanco» fue expuesta en un parque público de Carbayín Alto. Estaba a la intemperie, sin protección, y sobre un pequeño tramo de vía. Hay fotos de la máquina tomadas en 1988 por el estudioso de los trenes Manolo Serrano en las que ya se aprecian los efectos del olvido y la herrumbre.

Allí permaneció durante años hasta que el Ayuntamiento de Siero decidió trasladarla, junto a una vieja apisonadora, a una parcela situada junto a las naves municipales de La Tejera, en Pola de Siero. En enero de 2005, una fotografía publicada por este diario mostraba el avanzado estado de deterioro de la locomotora, a la que ya le faltaban algunas piezas. Seguía a la intemperie y el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Siero reclamaba en aquella época que fuera restaurada y devuelta a Carbayín.

Sin embargo, a donde volvió la máquina en abril de 2006 fue a su municipio de origen. «El Ayuntamiento de Siero dedició su venta a un particular de Langreo por 50.000 pesetas», señala Faustino Suárez Antuña en su libro sobre el pozo San Luis. El comprador fue el Grupo Caydesco, una empresa langreana especializada en el reciclaje, recuperación y clasificación de chatarra. En sus instalaciones en el polígono industrial de Riaño II pasó sus últimos días la «Juanco», junto a la apisonadora que también le acompañó en su periplo por Siero. «Tuvimos la locomotora aquí varios años. Mucha gente se interesó por ella, pero la querían a precio de saldo», señala Paz González, gerente de Caydesco.

Por entonces, el Ayuntamiento de Langreo ya había puesto en marcha el proyecto del tren minero del valle del Samuño, la principal iniciativa para convertir el patrimonio industrial del concejo en un recurso turístico. El plan, muy avanzado actualmente y dotado con 6,5 milllones de euros de fondos mineros, incluye la recuperación de un trazado ferroviario de más dos kilómetros de longitud. Sobre esas vías, un trenillo de nueva construcción moverá a los turistas por el valle del Samuño. Igual que hacía la «Juanco» con el carbón.

A parte de los 6,5 millones de euros para las obras, el Ayuntamiento de Langreo obtuvo otros 750.000 euros de fondos mineros para la restauración de viejas locomotoras ferroviarias. Ese dinero se está empleando en la recuperación de seis máquinas de vapor (la «Pedro Duro I», la «Pedro Duro II», las número 305, 307 y 308 de Fábrica de Mieres y la 607 de Duro Felguera) y una grúa conocida como «La Leona». Ese material será expuesto en el Museo de la Siderurgia y en el ecomuseo del valle del Samuño, aunque ninguna de las máquinas prestó servicio en esa última zona. La «Juanco» sí. «Al taller llegó muy deteriorada. Decían que tenía un siglo de antigüedad, no sé si sería verdad? Como nadie ofrecía más dinero de lo que costaba el hierro decidimos hará un año "achatarrarla". Sin más, esa es la historia», zanja Paz González, gerente de Caydesco. El hierro se recicló, el emblema de la industrialización se perdió para siempre.