Premio «Asturias Joven de Poesía» 2011

Pola de Lena,

C. M. BASTEIRO

A Alejandro Fernández-Osorio (Villallana, 1984) siempre le han gustado las historias. Disfruta tanto contándolas como escuchándolas y, por esa afición, se ha convertido en escritor y psicólogo. Este lenense acaba de llevarse el premio «Asturias Joven de Poesía» con «Frontería», una obra sobre los cambios que atraviesa una persona a lo largo de su vida. En el poemario deja ver algo de su personalidad pero no desvela de dónde saca el tiempo para escribir, ya que da clases en la Universidad Internacional de La Rioja y atiende su propia consulta.

-¿Esperaba llevarse el premio?

-El año pasado me había presentado. Confiaba mucho en el libro, así que volví a presentarlo. Lo que pasa con el escritor es distinto a lo que ocurre en otras profesiones, porque puede pasar mucho tiempo hasta que los otros digan «eres buen escritor». Yo confiaba en mi libro, así que tenía pensado seguir enviándolo hasta que me dijeran, «mira chaval, eres muy mayorín ya...» (risas).

-¿Sólo escribe poesía?

-No, ahora estoy muy centrado en la prosa. Tengo dos novelas inéditas, una se publicará en marzo, en una revista digital con base en Buenos Aires, México y Madrid. La última se llama «JC». Es la historia de un futbolista que comete un error. El camino que hace del error a casa, es la novela. Son 190 páginas y la estoy moviendo ahora.

-¿Con qué género se siente más cómodo?

-Ahora me encuentro mejor en la prosa, pero los arranques emocionales me llevan a la poesía. Descubrí hace poco la voz poética del asturiano, así que a la hora de ponerme a pensar y de escribir en verso, tiendo más al asturiano. Para razonar una historia y razonarla, me quedo con el castellano, que es con lo que escribo la prosa.

-Da clases y tiene una consulta de psicológica, ¿de dónde saca el tiempo para escribir?

-A mi me preguntaban qué era y decía «soy profesor y psicólogo». De repente, me di cuenta de que si quiero ser escritor, tenía que pensarme como escritor así que saco el tiempo de donde puedo. El día se puede alargar hasta donde quieras.

-¿Cree que podrá vivir algún día de la literatura?

-Hay muy pocos privilegiados que puedan vivir de ello. Pero, por otra parte, me planteo si eso es realmente lo que yo quiero. No me gustaría ser presa de lo que tengo que escribir. Hay muchos y buenos autores que no son presa de ello, pero hasta llegar allí...

-¿Cuándo empezó a escribir?

-Empecé a los 15 años, con lo típico que se escribe a esa edad...

-¿Y qué se escribe en la adolescencia?

-Típicos poemas centrados en uno mismo, en el amor... Ahora digamos que llegué a un punto en que vi que la literatura podía tomar muchísimos caminos, no sólo lo que tú estás sintiendo en ese preciso momento, y mira qué siento y cuánto sufro.

-Dígame un autor de referencia.

-Cambio mucho de autores. Cuando escribí «Frontería» estaba muy influenciado por Herta Müller, dos autores asturianos, Berta Piñán y Fernando Beltrán y por la filosofía.

-¿Alguna otra fuente de inspiración?

-Mi propio psicoanálisis. Me ayudó mucho para conocerme a mi mismo e inspirarme en la creación de personajes. Vas indagando en lo que tu eres, creando una narración para explicar lo que eres.

-Suena muy distinto a la mayoría de los libros que se pueden encontrar en una librería, ¿qué opinión le merecen éxitos de ventas como «Millenium»?

-Es difícil escribir un «best-seller», en contra de lo que algunos creen, porque es una literatura que engancha sentimentalmente con la gente y, si lo consiguen, por algo será. Lo que pasa que llega un día en el que buscas algo más, que te descoloque. La buena literatura exige que cambies antes de empezar a leerla pero la relación de un lector con un libro tiene que ser natural.