Por si quedaba alguna duda en cuanto al tema de las pensiones, y muchos se hayan forjado ilusiones, la margarita ya quedó deshojada: sigue la congelación, salvo el matiz del complemento por la desviación del IPC para las más modestas.

El propio gobierno cifra la inflación en un 3%, lo cual a la hora de la verdad supone el doble, por lo que millones de pensionistas van a notar una perdida de poder adquisitivo importante. El agravante es que muchos de ellos están en el filo de la navaja del umbral de la pobreza.

Por lo tanto, no estará de más echar un vistazo a como son las pensiones de sus señorías, que es en lo único en lo que se ponen de acuerdo en toda la legislatura, eso sí con una votación unánime.

Antes de nada tengo que comentar que en Italia -donde parece que son más viva la virgen que los españoles, que ya es decir- acaban de suprimir el cobro de pensión vitalicia para todos los diputados y senadores.

Pero por aquí todos se hacen los locos y nadie quiere tomar nota de lo que hacen los italianos, mientras el pueblo trague y se conforme con meter el papelín en la urna cada cuatro años, a vivir que son dos días.

En nuestro país, cuando cumplen siete años en el chupa-chups tienen derecho al 80% de la pensión máxima, amén de una mensualidad por cada año en activo, con un máximo de 24.

En la actualidad, entre el Congreso y el Senado -Cámara esta totalmente inútil- suman 605 «angelitos» con derecho a pensión, sin contar a los de las anteriores legislaturas.

El españolito de a pie debe de cotizar un mínimo de 15 años, que se irá incrementando a partir del 2013, y llegar a los 65 o 67 para percibir el 50%, si se detienen en los años mínimos de cotización. Sin comentarios.

A todo ello habrá que sumarle las prebendas inherentes al cargo, como viajes gratis, ordenadores, despachos, secretarios, visa oro y mil gaitas más.

El status de los ex presidentes tampoco es moco de pavo. Por centrarnos en el que ahora se va, con 51 años que tiene Rodríguez Zapatero, le quedan de por vida 75 mil euros anuales por un lado y 80 mil por otro como miembro del Consejo de Estado. Lo suman, me lo dividen por doce meses y calculen si le va a hacer falta estar pendiente de la subida del IPC anual. Va a ser que no. Además, también de por vida coche oficial, seguridad, y un par de asistentes. No quiero ni pensar en los añadidos que le pueden venir, tanto a él como a los que le precedieron en el cargo, que seguirán multiplicando la cifra comentada. Tienen una suerte tremenda, pues la mayoría son repetidores, y resulta casi imposible moverles el sillón al que llevan aferrados desde hace décadas.

Como guinda, con les dos pates fuera del poder, se permiten ser magnánimos con indultos que chirrían, mientras a la cárcel irá algún pobre diablo por sustraer dos barras de pan y un pak de leche para que sus hijos no se mueran de hambre.

De lo único que estoy convencido es que somos el país con más aguante del planeta o quizá pasota, y llegó a la conclusión de que tenemos lo que nos merecemos. Hasta los más oprimidos del tercer mundo van teniendo su particular primavera con visibles resultados. ¿Por aquí? Invierno todo el año.