Mieres del Camino,

Andrés VELASCO

El que fuera director general de Minas del Ministerio de Industria entre 1982 y 1985, Juan Manuel Kindelán Gómez de Bonilla, falleció el pasado viernes a la edad de 79 años en Madrid. Nacido en Santa Cruz de Tenerife el 11 de diciembre de 1932, Juan Manuel Kindelán estaba casado con Carlota Bustelo García del Real, y tenía tres hijos: Ultano, Álvaro y Marta.

Kindelán, doctorado en Ingeniería de Minas, estudios en los que coincidió con el ex presidente de Hunosa José Manuel Fernández Felgueroso, fue un hombre ligado desde muy temprano al socialismo. Fue miembro fundador de la Agrupación Socialista Universitaria -que posteriormente se adheriría al PSOE-, junto a su cuñado, Francisco Bustelo García del Real. Por su ideológica y actividad política, Kindelán también fue represaliado y pasó un período de su vida en la cárcel.

Inició su actividad profesional trabajando como ingeniero en el Pozo Samuño, ubicado en la localidad de La Nueva (Langreo), y en el año 1982 sería designado por el Ministerio de Industria, dirigido por Carlos Solchaga, como director general de Minas en sustitución de Adriano García-Loygorri. Kindelán desempeñaría este cargo en el Gobierno hasta 1985, cuando fue sustituido por Pedro Luis Lizaur.

A partir de ese momento, Juan Manuel Kindelán emprendía una nueva aventura profesional, como fundador y primer presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos S.A. (Enresa), creada en 1985. El ingeniero de minas canario estuvo en la compañía hasta 1994 y sentó las bases de la gestión de los residuos radiactivos en España tal y como hoy se conoce. Posteriormente, Juan Manuel Kindelán sería nombrado presidente del Consejo de Seguridad Nuclear. En la última época desempeñó el cargo de vicepresidente ejecutivo de la Fundación para Estudios sobre la Energía.

Quienes conocieron a Kindelán le retratan como una «excelente persona», que luchó por sus ideales sin importarle el precio que tuviera que pagar. Sus amigos le recuerdan como una persona «afable, muy inteligente y con un gran carisma, amigo de sus amigos y muy trabajador». Tanto es así, que los dos organismos que presidió, tanto la empresa Enresa como el Consejo de Seguridad Nuclear se hacían ayer eco del fallecimiento del ingeniero canario, un hombre que también fue colaborador de algunos diarios, con artículos en defensa de la coexistencia de la nuclear con otras fuentes de energía.