Mieres del Camino,

J. VIVAS

¿Cuánto puede crecer un haya? Éste era el objetivo inicial de la tesis doctoral que el asturiano Javier Castaño lleva realizando desde hace más de dos años en Mieres. Sin embargo, el proyecto fue adquiriendo una cierta complejidad con el paso del tiempo y, junto al análisis del crecimiento de esta especie arbórea, también realiza un estudio estructural de las masas de haya, relacionando estos árboles con la presencia de determinada fauna y vegetación, facilitando, además, su gestión.

El trabajo de campo es uno de los apartados más importantes de la tesis, tal y como explica Castaño. De hecho, durante estos dos últimos años ha analizado masas de hayas por toda Asturias y el norte de León. El único problema es que este trabajo sólo puede realizarse en un período corto de tiempo -de septiembre a diciembre- «debido a que el resto del año las labores interfieren con las fases de reproducción y cría de ciertas especies de fauna amenazada», señala. Aun así, el doctorando, acompañado de otros estudiantes, ha recorrido numerosos parajes de la región como Peloño, en Ponga, o Brañagallones, en Caso, «unas zonas increíbles, muy recomendables también para aquéllos a los que les guste el senderismo», apunta. Para elaborar el trabajo de campo, el equipo selecciona varias parcelas siguiendo un muestreo del terreno. Una vez en la parcela, que suele tener un tamaño de 625 metros cuadrados, se inicia la medición de árboles -diámetro, altura y posición-, y también se analiza la vegetación que se encuentra en el entorno cercado y se toma una muestra del suelo. Para llevar a cabo estas labores, Castaño se vale de varias herramientas, como una forcípula, que mide el diámetro del árbol; un hipsómetro, que da la altura y la distancia; una brújula óptica y un GPS. Una vez tomados los datos, es en el despacho donde se ponen en común para llevar a cabo la tesis.

Una de las principales aplicaciones prácticas del trabajo de este investigador es facilitar la gestión de los bosques de hayas, ya que incluso se puede llegar a predecir el crecimiento de estos árboles en función de variables como el clima. Aquí Castaño señala que «no hay explotación maderera de la haya, pero sí se utiliza su leña a nivel particular. Además, el resultado de la investigación podría ser útil para el trabajo de los servicios de montes del Principado». Mientras desarrolla su tesis, el investigador, de sólo 29 años, también realiza labores en el Instituto Cantábrico de la Biodiversidad y en el grupo de investigación en sistemas forestales atlánticos, ambos con sede en el campus de Mieres, además de impartir clases en el grado de Forestales, dentro de la Escuela Politécnica.