Diputado de IU por Asturias en el Congreso

Oviedo, Andrés VELASCO

Gaspar Llamazares Trigo (Logroño, 1957) tiene una dilatada trayectoria en la política. Aunque no de nacimiento, Llamazares siempre ha estado muy ligado al Principado, y la prueba es que fue elegido por los asturianos como Diputado en el Congreso por IU-LV. Pese a que tras los anuncios de Industria, considera que la situación es complicada para las Cuencas, el veterano político espera que se pueda cambiar la Decisión Europea que cerraría la minería en 2018.

-Comencemos por lo más reciente, ¿cómo valora usted la explicación del Ministro de Industria, José Manuel Soria, al recorte en los fondos mineros?

-Fue todo una excusa de mal pagador porque se dedicó a glosar en el 80% de su intervención las inconcrecciones de la falta de ejecución del plan y solamente un 20% de intervención la se dedicó a decir que iban a hacer con el Plan del Carbón. Y lo que vino a decir fue que no van a adquirir más obligaciones, ningún proyecto nuevo, ni siquiera los que están licitados, y de los que están en ejecución se comprometen a impulsarlos, aunque no a todos, porque hay alguno que tiene algún problema. En definitiva, lo que dice es que van a un parón de los fondos de reactivación y que ese parón de las infraestructuras no va a ser mayor del que ya en realidad existía con Gobiernos anteriores. Escudándose en la falta de ejecución de Gobiernos anteriores, el PP lo que dice es que tampoco va a ejecutar obra nueva.

-¿Qué significa esta medida?

-Lo que esto significa es un recorte brutal para las comarcas mineras en materia de infraestructuras y reactivación. Lo que Soria viene a decir es que se ha utilizado el procedimiento burocrático para restringir al máximo las previsiones iniciales para las comarcas mineras. Lo que ha habido es una gestión restrictiva, a posta, de la reactivación de las comarcas mineras, o lo que es lo mismo, un incumplimiento flagrante y además voluntario de las medidas de reactivación. Y no estamos hablando del periodo de crisis, sino durante el crecimiento.

-¿Cómo afectarán estos recortes a las Cuencas?

-Si la parte de instalación empresarial en las comarcas mineras, como dijo el Ministro, es mínima, habrá que hacer un esfuerzo para compensar esa situación de cada vez mayor desmantelamiento minero, menor producción y más prejubilaciones, y por otro lado el problema de falta de nuevas actividades. Ahí el sector público debería jugar un papel dinamizador de las comarcas mineras. Pero parece que no, para el Gobierno el sector público juega ahora el mismo papel que el privado, de depresor de la actividad de las comarcas mineras. Es un error, porque además eso se hace en una comunidad autónoma en la que el coste de las infraestructuras es tan alto que Asturias siempre está más afectada por los recortes. La repercusión de estos recortes van a ser muy negativo para unas comarcas con unas condiciones más frágiles.

-Con el Plan del Carbón 2006-2012 a menos de un año de finalizar y las medidas que está tomando el Gobierno de Rajoy, ¿ve viable la tramitación de un nuevo plan como piden los sindicatos?

-El Ministro se negó en todo momento a anunciar la elaboración de un nuevo plan. Por ahora no está en las previsiones del PP. Y aún más preocupante es que consideró en todo momento prácticamente intocable la decisión europea de ligar las ayudas al cierre de la minería en 2018, fue algo que no puso en ningún momento en cuestión. No nos quedamos satisfechos con esa interpelación y por ello presentaremos iniciativas para que lo aclare.

-¿Cree usted que la ejecución, la tramitación y la distribución de los fondos ha sido la adecuada?

-Yo creo que lo que no ha habido voluntad política para que el Plan de la Minería sirviese para la reactivación y el cambio de actividad económica en las Cuencas. Y como no ha habido esa voluntad, no ha habido en consecuencia intensidad presupuestaria suficiente para ese objetivo. Ha habido restricción y racanería para la reactivación de las comarcas mineras. Lo que se ha hecho en muchas ocasiones, y no solo por parte del Gobierno central sino por otras administraciones, es utilizar sobre todo los fondos para infraestructuras para suplir la falta de inversiones en las comarcas mineras, negando así el principio de adicionalidad con el que fueron creados. La gestión ha sido obstaculizadora y rácana. No ha habido confianza en la reactivación económica de las comarcas mineras.

-Muchas de las empresas que nacieron de subvenciones de fondos mineros y que eran un emblema de la reconversión se han ido a pique o están atravesando graves problemas. ¿No se controlaron las inversiones?

-Hace tiempo que en España y en Asturias no hay una política industrial digna de tal nombre. Lo que se está haciendo es poner a disposición de las empresas unas líneas de subvención que son atractivas en un primer momento, y que coinciden con fuerte demanda, pero que en el momento que la demanda disminuye y cambia el ciclo económico, esas compañías o se reestructuran o cierran. En ese sentido habrá que definir claramente cuales son los sectores de mayor interés económico y de empleo para las Cuencas mineras. También tengo la impresión de que no se ha hecho un esfuerzo suficiente para mantener a las empresas, para anclarlas en el territorio, de forma que no sean solamente empresas productoras, sino que tengan una parte de investigación o más vínculos que hagan difícil la deslocalización. Igual que hay que articular mecanismos para que cuando las empresas llegan se mantengan en el territorio, también hay que buscar fórmulas para que no salga barato irse.

-La Decisión de la UE de cerrar las minas no rentables en 2018 deja al sector en una posición muy complicada.

-La verdad es que si no modificamos esa Decisión, pinta como la sentencia del sector minero. Ese debe ser uno de los temas de la política europea del Gobierno en materia sectorial. No pueden dejar morir todo un sector económico, que además tiene un carácter estratégico. En ese sentido seguiremos planteándole al Gobierno que tiene que presionar en el marco de la UE, porque esto ya ha pasado en otros sectores. España tiene que aliarse con otros estados mineros para salvar el sector.

-¿Hacia donde debe caminar el futuro del carbón para intentar cambiar esa Decisión?

-Habría que combinar por una parte la presión para que las subvenciones no provoquen cierres y terminen acabando con la minería en 2018 con las medidas tecnológicas y ambientales que rompan el tabú que existe entre minería y cambio climático. Lo que está claro es que para las comarcas mineras es que un planteamiento de cierre en 2018 no solamente es la sentencia al sector, sino que también sería la sentencia al despoblamiento de las comarcas mineras porque no habría capacidad de absorción. Incluso difícilmente por parte de Asturias sería difícil absorber ese golpe.

-¿Qué futuro le augura a las comarcas mineras?

-Es imprescindible que haya una reflexión sobre por donde debe caminar la reactivación de las comarcas mineras, con la experiencia que ya tenemos desde hace varios años, y ya podemos saber lo que funciona y lo que se ha hecho mal. Sobre esa base tiene que haber una voluntad política y presupuestaria de recuperar el Plan del Carbón y las comarcas mineras. Tal y como se plantea el panorama, la salida de esta crisis se hace contra los ciudadanos más débiles y contra los territorios más frágiles. Por ello, los que pueden sufrir más son los trabajadores y las comarcas más frágiles como las mineras. Pero en todo caso nada está predeterminado, y las comarcas mineras tienen un gran activo, que son sus gentes y sus organizaciones, con muchos años de experiencia. Las Cuencas tienen que utilizar en el mejor sentido a estos activos que tienen, que no son pocos, y eso es lo que va a determinar como se salde esta cuestión.

-Hace poco que se cumplieron los 20 años del mítico encierro del pozo Barredo, que provocó un cambio en las comarcas mineras. ¿Es la hora de volver a la calle?

-La amenaza es desigual y combinada, y por eso hace que la gente esté hasta cierto punto desconcertada, lo cual no quiere decir que la amenaza no sea grave. Por lo tanto, sin agotarse, si que tiene que haber una presión cada vez mayor para mantener la minería y las comarcas mineras. Ya está habiendo por parte de los propios sindicatos planteamientos en este sentido, y también tiene que haber una respuesta política por parte de los municipios mineros, que van a ser los grandes sacrificados. En definitiva, me da la impresión de que la respuesta la hay que preparar, y aunque de manera inteligente, hay que responder a esta agresión.