Langreo,

A. Álvarez

Julio José Rodríguez Sánchez, presidió el jurado que otorgó los premios del Concurso literario de redacción convocado por la Fundación Marino Gutiérrez Suárez.

–¿Fue difícil el fallo del jurado?

–Muy difícil. La calidad de los finalistas dificultó los descartes por el «sistema Goncourt», produciéndose empates que hubo que resolver del mejor modo posible.

–Este año se modificaron las bases del concurso ¿en qué sentido?

–Se optó por una convocatoria abierta a tercero y cuarto cursos de ESO, y algo fundamental para calibrar con más exactitud la auténtica valía de los concursantes, haciendo constar en las bases la obligatoriedad de acudir a la sede de la Fundación para que desarrollaran un tema que desconocían. Cada miembro del jurado propuso en sobre cerrado un tema. Los finalistas eligieron entre tres, el que prefirieron, y lo desarrollaron durante 45 minutos en la sede la Fundación.

–¿Sorprendió al jurado esa nueva redacción?

–Sí, mucho, porque no sólo ratificaron su buen estilo literario, sino también dieron muestras de agudeza intelectual e incluso la versatilidad de su modo de ver y presentar su amplitud imaginativa.

–El hecho de llegar al concurso nueve originales de otras comunidades autónomas ¿tiene algún significado?

–Pues sí. Aunque la Fundación no había previsto esta contingencia, da que pensar positivamente de lo que cabría esperar si en futuras ediciones la convocatoria fuese abierta a toda España.

–¿Tienen los premiados posibilidades de carrera literaria?

–Indudablemente, todos los finalistas apuntan muy buenas maneras literarias. No sorprendería que alguno de ellos, de perseverar en el empeño, sea un escritor en ciernes.

–La Fundación ¿va a seguir convocando este certamen?

–Nos habíamos dado un plazo para ver si teníamos o no que mantener el concurso como hasta el presente. Con la experiencia de este año, entendemos que no sólo tiene que mantenerse, sino que incluso debería potenciarse.