Langreo,

Marta RODRÍGUEZ

La perrera municipal de Langreo cuenta estos días con dos colaboradores muy especiales. Se trata de Diana van Verseveld y Jurrien van der Leind, una pareja de holandeses residentes en la ciudad de Utrech, muy próxima a Amsterdam, que decidió pasar un verano diferente ayudando como voluntarios en el cuidado y mantenimiento del centro canino ubicado en la carretera de Pajomal.

En un castellano casi perfecto Van Verseveld explica que «conocíamos la zona porque hemos viajado mucho por España. Nuestro perro se murió y antes de tener otro queríamos hacer un gran viaje». Y añade: «Nos gustan mucho los perros. Buscamos por internet y nos encontramos con esto». Llegaron el pasado 8 de agosto y aseguran que «tenemos un horario libre, nos encanta la zona y los perros se portan muy bien. No esperábamos que fueran tan buenos. Siempre tienes miedo de que alguno te muerda pero no ha pasado nada parecido». Tan buenos son los animales, que como expresa Van Verseveld tuvieron un «flechazo» con uno de ellos. «Hemos adoptado un perro, tiene tres años, es algo nervioso y se llama Bender. Vamos a llevárnoslo a Holanda», apunta esta joven holandesa, para explicar a continuación que «nuestro perro se había muerto y no teníamos intenciones de tener de momento ningún otro pero, al llegar aquí, surgió así».

Los dos voluntarios argumentan que «ya habíamos estado aquí y Asturias es la zona que más nos gusta de España, además la Fundación Amigos del Perro (que gestiona el equipamiento de Langreo) colabora con otra de allí y tienen página web en holandés. Cuando la encontramos contactamos con una chica de Holanda que también había estado de voluntaria en este mismo sitio y conocía la experiencia. Sólo fue buscar por un poco por internet, hacer un par de llamadas y listo».

Esta pareja de holandeses precisó que la Fundación Amigos del Perro «tiene transporte de animales a Holanda cada tres meses y muchas familias de allí adoptan perros que llegan de Langreo. Aquí hay mucho movimientos, algunos vienen sólo a mirar, otros a dejar a su perro?, hay de todo».

En la misma línea Van Verseveld resaltó que los perros «son muy simpáticos, todos tienen nombre. Hay uno, que es el más travieso, que todos los días consigue escaparse por la parte de atrás de la jaula, aunque siempre vuelve. Estamos muy contentos no sólo por trabajar aquí sino por la gente, que es muy amable con nosotros». La experiencia terminará a finales de septiembre aunque la pareja confiesa que «probablemente repetiremos en el mismo sitio el año que viene, aunque solo para una semana».

Actualmente la perrera de Langreo cuenta con casi 170 animales. Este año está siendo uno de los más difíciles debido al gran aumento de abandonos y la cifra tan baja de adopciones. Dolores Moreno, presidenta de la Fundación Amigos del Perro, certificó que «en nueve años que llevo en esto no había visto nada igual, otros años podemos compensar los abandonos con las adopciones sin embargo este no. En lo que va de año se abandonaron un 12% más de perros y se adoptaron un 26% menos que en el mismo período del ejercicio pasado». Muchos animales son enviados a familias extranjeras a través de convenios de colaboración con entidades de protección animal de otros países. En concreto, el 20 por ciento de los perros adoptados en Langreo sale fuera de España.