Mieres / Langreo,

Pablo CASTAÑO

Las heridas que han dejado en el paisaje de las Cuencas las minas de carbón a cielo abierto todavía no han cicatrizado. Hunosa aún trabaja en la restauración medioambiental de las cortas a pesar de que dejó de explotar carbón en ellas hace doce años. En antiguas minas como La Matona, en el límite entre Langreo y Mieres, todavía se están rellenando con estériles los huecos que dejó la actividad extractiva.

La empresa estatal Hunosa comenzó en 1977 a explotar minas a cielo abierto en los cordales de las Cuencas dentro de los planes de acceso a nuevos yacimientos y reducción de costes. Las mayores cortas se localizaban en los montes que unen Langreo y Mieres y ocupaban casi 800 hectáreas de suelo. San Víctor, La Matona y La Mozquita eran las principales explotaciones en las que se llegaron a extraer 821.000 toneladas de carbón anuales (una producción superior a la actual en los pozos subterráneos de la compañía, que apenas supera las 700.000 toneladas) pero con un alto impacto ambiental y paisajístico. Los planes de ajuste del sector del carbón y los impactos ocasionados por la actividad llevaron a Hunosa a cerrar las minas a cielo abierto el 31 de diciembre de 2000. En sus planes de explotación, la compañía estatal minera se había comprometido a restaurar los terrenos afectados por las cortas, pero doce años después las heridas en los montes aún son visibles a poca distancia de unos de los principales espacios naturales del centro de Asturias, el paisaje protegido de las Cuencas.

La restauración de las minas de San Víctor y La Mozquita ya está concluida, pero en La Matona, la mayor, aún hay zonas sin recuperar. Un informe de 2009 de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista universal de Hunosa, señalaba que en La Matona aún quedaban 24 hectáreas de terrenos por restaurar y en la memoria medioambiental de la compañía correspondiente a 2011 se destaca que Hunosa «ha continuado rellenando con estériles el hueco de la antigua explotación a cielo abierto de La Matona y se ha procedido a la estabilización de taludes, revegetación y drenaje de agua con el fin de consolidar la estabilidad de las zonas ya rehabilitadas». Fuentes oficiales de Hunosa señalaron que esos trabajos siguen en marcha. El pasado año, la empresa estatal aún adjudicó a la empresa Sánchez y Lago, por un importe de 1.038.052 euros, «trabajos de restauración de la unidad a cielo abierto de La Matona».

En los suelos recuperados (una vez rellenados los huecos, restaurada la cubierta vegetal y restablecidos los manantiales) se desarrollan trabajos de mantenimiento y conservación con el fin de consolidar la restauración realizada, mejorar el impacto visual y reducir los efectos erosivos. Buena parte de los terrenos recuperados de las antiguas minas a cielo abierto de La Matona y La Mozquita se utilizan ahora para la producción de frutas. Las compañías Gold Fruits y Trabanco tienen grandes explotaciones de kiwis y manzanos. Por su parte, en San Víctor se ha aprovechado el terreno para usos agropecuarios, con cesiones de pastos para ganado y autorizaciones para siega.

Dentro de los planes de restauración de las antiguas minas a cielo abierto de Hunosa se incluye también el plan forestal de la compañía estatal minera, que contempla como objetivo final la recuperación de 300.000 metros cuadrados de suelo en las antiguas cortas de La Braña del Río, La Matona, Mozquita, L´Abeduriu, San Víctor, El Cantil y Coto Bello, ubicadas en los concejos de Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Mieres y Aller. Según se destaca desde la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista universal de Hunosa, durante el pasado año se llevaron a cabo las tareas de repoblación de la segunda y tercera fase de los trabajos de la antigua mina de la Braña del Río, en el concejo de Langreo. Esa segunda fase incluyó la reforestación de 50 hectáreas de suelo y la tercera fase la reforestación de otras 38 hectáreas. Con esas actuaciones, Hunosa ha repoblado dentro de su plan un total de 160 hectáreas de suelo de antiguas minas con aproximadamente 150.000 árboles, todo un bosque. La inversión de estos trabajos supera el millón de euros.

Con anterioridad a los trabajos de la segunda y tercera fase de reforestación de La Braña del Río, Hunosa había acometido la primera fase de recuperación de la antigua mina a cielo abierto langreana y una repoblación forestal de 25 hectáreas en la antigua corta de El Cantil, en Mieres, donde plató un total de 25.000 árboles (pinos, abedules, serbales, tilos y plátanos) con una inversión superior a los 200.000 euros. El objetivo de estos trabajos es recuperar la calidad ambiental y paisajística de las superficies afectadas por la explotación minera, disminuyendo el impacto visual de los taludes restaurados y recobrando el potencial forestal de esas zonas.

Además, esos árboles supondrán un sumidero de CO2 en una zona con importantes emisiones (debidas, entre otras causas, a la producción de energía eléctrica en centrales térmicas de carbón) y podrían ser aprovechados en el futuro como biomasa para proyectos energéticos. De hecho, la presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada, presentó el pasado jueves un plan para construir una central de biomasa en las Cuencas.

Para llevar a cabo los trabajos del plan forestal, Hunosa firmó en 2010 un convenio con la entonces Consejería de Medio Rural y Pesca que incluía aportaciones económicas y asesoramiento técnico en las labores de repoblación. El plan forestal se inició en 2009 como una acción más del plan de empresa 2006-2012 acordado por la dirección de Hunosa con los sindicatos mineros. Inicialmente, el programa contemplaba una inversión de cinco millones de euros para el periodo de vigencia del plan y la plantación de 1,2 millones de árboles en 3.000 hectáreas de terreno de las antiguas minas a cielo abierto de La Braña del Río (donde se sigue repoblando actualmente), La Matona, Mozquita, L´Abeduriu, San Víctor, El Cantil y Coto Bello. Los árboles que utiliza Hunosa para la reforestación son elegidos en función de que sean los más adecuados para los suelos. Hasta ahora se han plantado especies como el pino pináster, abedul, serbal, tilo, aliso, acebo, plátano y laurel.

Con estas medidas Hunosa pretende restañar las heridas de las minas de carbón a cielo abierto en el paisaje. La empresa estatal clausuró las suyas en 2000, pero en Asturias aún siguen abiertas minas exteriores de carbón. El grupo minero del empresario leonés Victorino Alonso explota los cielos abiertos de Tormaleo, en el concejo de Ibias, y Cerredo, en el concejo de Degaña. Allí, las excavadoras siguen arañando el carbón y dejando cicatrices.