Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

El actor William Miller «da la cara pola oficialidá». Nació en Inglaterra, concretamente en Windsor, estudió en Barcelona y en Madrid y actualmente es un reconocido intérprete por sus múltiples apariciones en cine y televisión. Hace unos días se hizo aún más famoso entre los asturianos porque confesó en un programa de televisión que, inducido por su pareja, la actriz mierense María Cotiello, estaba aprendiendo a hablar asturiano, la llingua. Ante las dudas de Anne Igartiburu, presentadora del espacio, se mostró rotundo: «El asturiano es un idioma».

La historia de William Miller con el asturiano comienza cuando conoció a María Cotiello. Empezó a interesarse por la llingua y comenzó a aprender, poco a poco, «sus palabras y su léxico». En la pequeña pantalla, William es Beltrán de la Cueva en la serie «Isabel» y María Cotiello es la enfermera Sofía Serrano en «Bandolera». En Grillero, el pueblo natal de Cotiello, son dos vecinos más.

Visitan Mieres cada vez que sus apretadas agendas laborales se lo permiten y es en Grillero donde William Miller más practica lo que aprende con su chica. «La familia de María me hablaba mucho en asturiano, a veces me costaba entenderlos del todo pero cada vez lo cojo mejor», señala el actor.

Dice que el asturiano no le parece muy distinto al castellano a la hora de aprender, pero que le resulta difícil memorizar algunas palabras. En el programa «Más gente», donde confesó su amor por la llingua, puso las cosas claras. «¿Se habla bable en Asturias, no?», le preguntó Anne Igartiburu. La respuesta de William dejó poco sitio a las dudas: «Creo que a mi chica el bable es una terminología que no le gusta, decimos el asturiano, y es un idioma. El asturiano es un idioma».

Ella es una firme defensora del asturiano, y está encantada con los avances de Miller, pero no le da lecciones de la llingua sin pedir algo a cambio. «Nos gusta jugar a escoger una frase y María me la tiene que decir en inglés y yo en asturiano», explica Miller, mientras hace la maleta para viajar de Madrid a Grillero «para pasar unos días».

Le gusta mucho «la tierrina», el concejo de Mieres en general, pero si tuviera que quedarse con un lugar escogería Grillero. «Me encanta todo, el ambiente y la sensación de libertad que ofrece un pequeño pueblo», señala para añadir que le hace gracia «cuando me despierto y, a lo mejor, María está hablando a gritos con su madre por la ventana».

No es lo único que le gusta de Grillero. Se confiesa amante de la sidra y, de hecho, está aprendiendo a escanciar. No es fácil saber de donde saca el tiempo para tanto aprendizaje, pero asegura que la mayoría de sus conocimientos en idiomas los ha aprendido a lo largo de su vida. Inglés porque nació en Inglaterra, Catalán porque vivió en Cataluña. También habla francés y tiene nociones de «galego» aprendidas de unos amigos. El asturiano, cosa del amor.

Con todo, las clases de llingua empiezan a dar resultado. A William se le escapa ya cada poco un «préstame muchísimo» y, cuando se dirige a ella, el asturiano le sale solo: «¿María, tenemos alguna foto en la que temos sentaos en Grillero o algo?», pregunta a su «chica» con un deje particular: el de Mieres.