La Vega (Riosa),

Andrés VELASCO

La hostelería de Riosa está de enhorabuena con el anuncio de que la Vuelta a España volverá este año al alto del Angliru. Y es que cada edición que la carrera ha pasado por tierras riosanas se ha convertido en una mina de oro para los negocios de la zona, tanto en los días previos de la etapa como en la propia jornada, además de la publicidad que aporta. Solo en una ocasión, en el año 2010, el impacto fue algo menor, sobre todo, por la falta de primeros espadas del pelotón.

El hotel «La aldea soñada del Angliru», en el núcleo de El Corugedo, está junto a las rampas de la montaña riosana. Tino Álvarez tiene allí un negocio que espera que el próximo septiembre esté repleto. Que el Angliru regrese a la Vuelta «es una muy buena noticia, porque siempre nos trae mucha gente». Además, la particularidad de este establecimiento es que es el único hotel que está dentro de la subida: «normalmente vienen muchas parejas que buscan tranquilidad, pero esos días el hotel se llena de familias, porque además, desde aquí puedes acceder a Viapará y ver cómodamente a la carrera». Como parte negativa, Tino Álvarez señala que «en el tema de la circulación es un poco molesto porque cortan la carretera, pero los clientes tienen un pase con el que pueden subir tranquilamente», explica el hostelero desde una habitación con vistas a la famosa «Cueña les Cabres», la rampa más famosa del puerto, con el 23% de desnivel. «Normalmente, en la época de la carrera, estamos al cien por cien, e incluso como clientes tenemos a los organizadores de la Vuelta», indica Álvarez, que confiesa, que la ronda española es «hacer el agosto en septiembre». «En breve comenzarán a llamarnos, seguro».

En esa misma línea se expresa Manuel Arnaldo, del hotel «El balcón del Angliru», situado en la localidad de Fresnedo, en el alto del Cordal. «Supone un beneficio enorme para nosotros, porque como la Vuelta no viene todos los años, estamos esperando como agua de mayo que nos digan que la etapa va a pasar por aquí». «Los quince días antes de que llegue la Vuelta ya se nota el movimiento de gente. Vienen personas de todos los sitios y lo notas en el nivel de ventas, que sube de forma increíble», asegura Arnaldo. La única edición floja, fue la de 2010. «No había grandes nombres en la carrera y eso le restó aficionados, pero si es verdad que igualmente hubo más clientes de lo normal», asegura el hostelero.

«La jornada de la etapa ganamos lo mismo que en diez días ahora»

No solo los hoteles se benefician de la llegada de los corredores al Angliru. Desde el restaurante «La Pomarada», justo al inicio de la subida, en La Vega de Riosa, su propietaria, Vicentina Suárez, explica que «para nosotros es un gran impulso». Coincide con el resto de hosteleros que la edición de 2008, penúltima que llegó a la cima riosana, fue más beneficiosa que la de 2010. «Hubo menos gente la última vez, así que lo que pedimos ahora es que venga buen tiempo y los mejores corredores», asegura.

La última vez que la carrera llegó a Riosa tampoco fue la mejor para el bar «El Puente», ubicado en La Ará, donde en 2008 sí que vivieron su mejor año. «Fue algo desbordante. Empezamos a dar de comer a la una y acabamos a las siete. Dimos más de 250 comidas, y había gente de todos los sitios», indica Cristina Arnaldo, responsable del local. Entre esos comensales estuvieron los ex ciclistas Pedro Delgado o Chechu Rubiera, y también Javier Guillén, director de la Vuelta. El impacto en el negocio «es bestial», afirma Arnaldo, que lo ejemplifica gráficamente: «en el día de la etapa ganamos lo mismo que en diez días ahora».