Valor, esfuerzo y trabajo en equipo. Estos son los tres pilares sobre los que se sustenta la labor de la Brigada de Salvamento Minero, un cuerpo de rescate que nació hace más de un siglo para actuar en los accidentes laborales y que, actualmente, es todo un referente en el mundo de la seguridad. Los responsables de la entidad ofrecieron una charla en el Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) El Batán de Mieres y los jóvenes se entusiasmaron con el encuentro. Así,más de un alumno quiso probar los instrumentos que utilizan los rescatistas durante las intervenciones.

El encargado de liderar la charla fue el jefe de la Brigada, Gonzalo Vázquez. El cuerpo de rescate, tal y como explicó, nació en el año 1912 de la mano de Duro Felguera. En 1920, con el auge de la actividad minera, todas las empresas que explotaban minas se unieron para hacer un cuerpo común.

«Salvaron muchas vidas, aunque no tenían el material que tenemos hoy en día», señaló Gonzalo Vázquez. El jefe de la Brigada puso como ejemplo el suministrador de aire que se utilizaba por aquel entonces: «Era una manguera que llevaban los rescatistas y tenía un fuelle con el que los compañeros suministraban el aire». La confianza entre los rescatistas era y es «fundamental» a la hora de realizar una intervención, «porque tu vida depende de los compañeros».

Los rescatistas actúan de tres en tres y siempre llevan un médico: «Un grupo de tres personas garantiza que el rescate pueda salir adelante», explicó el responsable del cuerpo. Aunque los mandos de la Brigada están siempre en la base de operaciones, con sede en el pozo Fondón (Sama), los rescatistas conocen muy bien la mina porque trabajan dentro del pozo en meses alternos. Según Gonzalo Vázquez, «de esta forma garantizamos que la persona que se responsabiliza de la intervención conoce el lugar en el que va a trabajar. Es fundamental conocer el entorno y saber dónde estás en todo momento».

El espíritu de trabajo en equipo y esfuerzo sigue intacto, pero las funciones de la Brigada de Salvamento Minero han cambiado. El descenso de los accidentes laborales y en la actividad minera ha permitido que los miembros del cuerpo se diversifiquen y ahora se dedican, principalmente, a la formación y la colaboración con otros cuerpos de rescate en distintos y muy variados escenarios.

Los miembros de la Brigada han escrito en su currículum verdaderas proezas, como el rescate de 40 mineros en la jaula del pozo Nicolasa y el de 13 personas en el incendio que se produjo en Mosquitera en el año 1989. Gonzalo Vázquez quiso recordar con los jóvenes dos de sus intervenciones más recientes. El responsable de la Brigada mostró diapositivas sobre el incendio de Modesta, que se produjo en el año 2007, y del fuego que se desencadenó en un túnel de la Variante de Pajares, en el año 2010.

Esta intervención es la «más grave» que han atendido en los últimos años. «Llegamos a temer por la vida de los operarios, pero finalmente solo hubo varias intoxicaciones por inhalación de humo», señaló el responsable de la Brigada. Vázquez también explicó a los jóvenes un simulacro de rescate que protagonizaron en la chimenea de la térmica de la Pereda y mostró un vídeo con una serie de consideraciones a tener en cuenta si se produce un incendio en un túnel: «El aire está limpio por abajo y hay que ir palpando la pared para no desorientarse».

La charla terminó con una visita a la exposición en la biblioteca del centro. La muestra cuenta con material de la Brigada y el director técnico del cuerpo, Sergio Tuñón, fue el encargado de explicar la utilidad de cada uno de los objetos. Los alumnos volvieron a casa con mucha admiración en el cuerpo y la memoria llena de datos. Como los 20 minutos de aire que ofrece en caso de emergencia un autorrescatador, o los 15 kilos que pesa el equipo de suministro de oxígeno que utilizan los miembros de la Brigada de Salvamento durante sus intervenciones.