Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

Una situación de crisis, la aparición de un líder carismático, la movilización de los agentes sociales y, finalmente, su participación en distintas esferas del Estado. Esos son los cuatro pilares del actual populismo en América Latina según la catedrática de la Universidad de París Est Marne La Vallée, Christine Delfour, que pronunció la charla «Populismo en América Latina. Situación actual en Ecuador, Bolivia y Venezuela» en el campus de Mieres. La conferencia estaba incluida en el programa del Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

La secretaria del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de Oviedo, Alejandra Boto, fue la encargada de presentar a Delfour y de destacar sus investigaciones sobre los movimientos políticos y económicos de distintos países del mundo. Así, ha elaborado estudios sobre varios países de América latina y también sobre España. Ha trabajado por encargo de la Unión Europea y es colaboradora externa del CeCodet.

Delfour aseguró que «la clave del populismo en general, y en América latina en particular, es que nace de una situación de crisis». Esta crisis, habitualmente, es una crisis económica pero también política, con una «falta de legitimidad de los partidos habituales» y con un modelo estatal que no llega a cuajar. Este contexto propició, según Delfour, la llegada del recientemente fallecido Hugo Chávez al poder en Venezuela. También influyó en el ascenso de líderes como Rafael Correa en Ecuador o Evo Morales en Bolivia.

«Los tres eran personas carismáticas que se encontraban en una situación particular», señaló la catedrática. Ese contexto de crisis que propicia el populismo va de la mano de una movilización de los agentes sociales: «Es la llegada de la política a la calle, la movilización de las masas y todos los actores sociales». Estos actores sociales, según Delfour, toman un protagonismo excepcional y no solo se ocupan de lo político. También se movilizan en lo cultural, lo económico... «en todas las esferas».

El resultado de sumar eso elementos se traduce en una forma distinta de hacer política. Hay un líder carismático, «que en ocasiones, especialmente en el caso de Chávez, llega a compararse con el Mesías», pero la clase política habitual llega prácticamente a desaparecer. Delfour puso como ejemplo el Gobierno de Bolivia: «Las mujeres comerciantes tienen una gran representación, también hay campesinos, mineros... En definitiva, no es la clase política habitual».

La participación social, según la catedrática, es una novedad del populismo actual en América latina. «Hasta hace relativamente poco, los años ochenta o noventa, el populismo fue encabezado sobre todo por militares», señaló. Además añadió que «el populismo de los últimos años da gran fuerza al líder, pero también al Estado en sí mismo con movimientos como la nacionalización de las grandes minas o la reforma agraria».

La entrada con fuerza de los movimientos sociales, en ocasiones, no permite que el país evolucione hacia los objetivos del Gobierno. Delfour finalizó su exposición con el ejemplo del conocido «gasolinazo» de Bolivia. En 2011, Evo Morales intentó luchar contra el contrabando de gasolina a golpe de decreto, pero el pueblo no lo permitió. «Muchos salieron a la calle y le dijeron a Evo Morales que había familias viviendo del contrabando de gasolina, de las gasolineras ilegales. Y el presidente tuvo que dar marcha atrás», apuntó la ponente. La conflictividad, según Delfour, es otro rasgo de esta forma de hacer política: «Estos países terminan, de una u otra forma, negociando por los cauces habituales. Viven al borde del caos, sin llegar a caer».