Ganadora del LXIV Concurso Internacional de Cuentos de La Felguera

María Isabel Andreu Pedrejón (Bilbao, 1946) es una periodista jubilada natural de Bilbao y residente en Getxo (Vizcaya) que insiste en que la llamen Mabel, porque «por María Isabel ni me reconozco». Desde hace unos tres años, ha encontrado el tiempo que antes no tenía para poder «inventarme historias». Con una de ellas, «Es pecado matar a un ruiseñor», ha ganado la edición número 64 del Concurso Internacional de Cuentos de La Felguera, el más antiguo de este tipo en España, dotado con un premio de 4.000 euros. El certamen contó en esta nueva edición con más de un millar de relatos participantes, llegados desde 32 países distintos. El jurado, compuesto por especialistas como la escritora Ángeles Caso, destacó del relato ganador la forma como está construido y su conocimiento del mundo literario.

-¿En qué le ha influido su profesión como periodista a la hora de escribir?

-Soy periodista, pero ya estoy jubilada, y hasta hace poco tiempo no empecé a escribir ficción, la verdad es que soy primeriza. Antes apenas tenía tiempo para escribir, pero al no tener la presión del trabajo empecé a dedicarme a la ficción. La verdad es que empecé en un taller de escritura creativa y al final me lancé a hacer mis propios relatos. En un taller de este tipo de ofrecen algunas herramientas que te pueden ser útiles, y al final decidí intentar hacer mis propias historias y me lancé a participar en algunos concursos.

-Con anterioridad había publicado un libro infantil, «Doña Desastre», ¿cómo fue aquella experiencia?

-Fue un cuento para niños pequeños que publicó EDB hace 20 años. En principio lo había escrito para mis hijas, y al final se editó y funcionó bastante bien.

-El jurado destaca de su relato su «construcción» y sus «referencias literarias»...

-La primera y principal referencia es el libro de Harper Lee «Matar a un ruiseñor». En el relato he entresacado dos momentos del libro, de forma literal. Además, conocer esta historia ayuda a comprender las cosas que ocurren en el relato.

-¿En qué se basó para escribir «Es pecado matar a un ruiseñor»?

-No sé muy bien cómo se me ocurrió, pero hay algo de autobiográfico en el cuento, podría decirse que es autoficción. Los ambientes y algunos momentos que se narran me son familiares, son conocidos. Luego, dentro de estos mismos ambientes, entra el hilo de la ficción, la narración que ya no es biográfica. Podría decirse que el cuento es un híbrido.

-¿Tiene algún autor que le haya influenciado de forma especial?

-Siempre me han gustado más los cuentos y los relatos cortos que las novelas. Teniendo estos gustos, es normal que un autor de cabecera sea Julio Cortázar, me gusta mucho. También soy muy lectora de autores como Raymond Carver. Tampoco hay que olvidarse de algunos clásicos, como Edgar Allan Poe. Es un imprescindible para conocer cómo es la técnica del relato, que parece ser bastante distinta a la de la novela.

-¿En qué se encuentra trabajando ahora, en algún nuevo cuento o en algo más largo, una novela?

-Estoy repasando un cuento escrito el mes pasado, algo muy distinto a todo lo que he hecho anteriormente. Tiene una estructura de recuerdos dentro de otros recuerdos, y está ambientado en las Antillas... Un lugar donde nunca he estado. Es distinto a los ambientes del cuento de La Felguera, que eran conocidos. Es lo bueno de la ficción, te permite inventar historias, y eso es muy divertido.

-Esta primavera está haciendo muy mal tiempo, y el verano también se anuncia lluvioso. ¿Qué libros, de los últimos que ha leído, recomienda?

-Ahora mismo estoy con una novela que me está costando bastante, un libro del portugués Lobo Antunes, bastante difícil. De lo que he leído hace poco, me gustó mucho una obra de Herta Müller, «La piel del zorro» (un fresco sobre una ciudad rumana en la época de Ceaucescu). También otra de Erri de Luca, muy bonita, «Los peces no cierran los ojos», es una novela corta encantadora (se trata de una revisión de la infancia del autor).