A medida que el Estado liberal se fue reforzando se hizo más evidente la necesidad de crear ciudadanos, por lo que los gobernantes fueron conscientes de la importancia que revestía la alfabetización. En la década de 1840 se comenzaría a perfilar el sistema educativo nacional y se adoptarían medidas como la Ley Moyano de 1857, aunque a causa de los escasos medios de que se disponían aún medio siglo después no se había llegado a unos resultados mínimamente aceptables.

A mediados del siglo XIX, si nos atenemos a los datos contenidos en las fuentes, eran contados los escolares existentes en el municipio, siendo los espacios destinados para este fin educacional, generalmente, los pórticos de las iglesias, o incluso se impartían las clases bajo un hórreo o una panera. A finales del siglo XIX, por el contrario, la mayor parte de la población infantil se encontraba escolarizada. Se constataba, eso sí, una notable precariedad en lo referente a infraestructuras, hasta el punto de que en la cabecera municipal hubo de abandonarse el edificio construido para escuela pasándose a un local alquilado en una casa particular. A finales de 1896 el estado de la primera enseñanza en el concejo era el que sigue: había trece escuelas públicas distribuidas en 12 distritos, contándose dos de oposición de 825 pesetas, con 93 niños una y 87 la otra; una elemental de 625 pesetas, con 65 niños; una incompleta de 250 pesetas, con 40 niñas; seis elementales mixtas de 625 pesetas, con 265 niños y 128 niñas; tres incompletas mixtas de 250 pesetas, con 106 niños y 40 niñas; siendo por tanto el total de alumnos matriculados de 824. Para llevar a cabo este cometido educacional se contaba únicamente con seis locales propios, encontrándose tan sólo tres de ellos en regulares condiciones. En Entralgo y Carrio, por estas fechas, aún se mantenían las clases en el pórtico de la iglesia. Estas deficiencias existentes en la enseñanza pública conducían a que se estableciesen centros educativos particulares, existiendo seis de este tipo que se distribuían del siguiente modo: tres en la Pola con 50 niños y 40 niñas; uno en la Ortigosa, con 20 niños y 10 niñas; una en la Pumarada con 18 niños y 6 niñas, estimándose, pues, un total de 174 escolares. Funcionaba en la Pola, por otra parte, con una escuela nocturna de obreros católicos. En 1900, en cualquier caso, se autorizaban arreglos escolares en Laviana.

En 1891 se inauguraba en la Pola un colegio de primera y segunda enseñanza incorporado al Instituto provincial de Oviedo, para cuya edificación se había recurrido a la suscripción entre todos los padres de familia de la localidad y habiendo aportando el Ayuntamiento 2.000 pesetas anuales para su funcionamiento a condición de que se diesen los estudios de modo gratuito a cuatro estudiantes de familias humildes y que mereciesen tal formación por su aplicación e inteligencia. Este centro, en todo caso, cerraba sus puertas tras tres años de funcionamiento.

Desde 1929 funciona también en la Pola el colegio de religiosas María Inmaculada, orientado durante la mayor parte de su trayectoria a la educación de niñas y, desde hace unos años, colegio concertado mixto.

En el verano de 1894 se organizaba la primera colonia escolar de Asturias. Partía de una iniciativa acordada por el Claustro de la Universidad de Oviedo siguiendo el modelo que el Museo Pedagógico Nacional había puesto en marcha en 1889, inspirándose a su vez en experiencias europeas en las que Alemania había sido pionera. Se trataba con ellas de ofrecer unas vacaciones dotadas de contenidos educativos y tratamientos médicos a niños necesitados.

Desde 1901 la Junta de Colonias escolares de la Universidad de Oviedo organizó una segunda colonia de vacaciones con niños del partido judicial de Laviana, incluyendo escolares de Laviana, Langreo y San Martín del Rey Aurelio. En esta iniciativa tuvo mucho que ver la labor del maestro lavianés Adolfo F. Villaverde, quien desde 1905 dirigiría todo el proyecto auxiliado por su hijo el también maestro José F. Villaverde. La Junta cedía su local de Salinas para que se llevase a cabo. Aunque sin éxito, Villaverde intentó también que el proyecto cuajase en la Cuenca del Caudal.

Desde el verano de 1909, además de las colonias de Oviedo y Laviana, se organizaba una de niñas que acogía a alumnas de las escuelas públicas de Oviedo y del partido judicial de Laviana. La labor de las colonias gozó de continuidad y, a la altura de 1930, por iniciativa de la Asociación de Maestros Nacionales de Laviana, se constituía el Patronato de Colonias Escolares, que, amén de contar con la financiación de los ayuntamientos de Laviana, Langreo y San Martín del Rey Aurelio, solicitaban financiación al ministerio junto a que se potenciase la protección a los huérfanos. Esta Asociación, que fue sumamente activa y reivindicativa, organizaba la Asamblea Pedagógica del Magisterio de Laviana, evento que conoció varias ediciones y que gozaba de eco a nivel nacional.

Las escuelas graduadas, Escuelas Elena Sánchez Tamargo y actual Cidan, se erigen entre 1924 y 1926, respondiendo a la tipología clásica del periodo primoriverista. Se trata de un edificio proyectado con fines pedagógicos, con planta en «U» y la fachada centra retranqueada y dos entradas laterales. Se construye sobre zócalo y en dos plantas en las que destacan la profusión de ventanas. La decoración es sobria. En la actualidad, y tras una acertada reconstrucción, en el edificio se ubica el Centro de Innovación y Desarrollo del Alto Nalón (Cidan) que aglutina varios servicios públicos, a la vez que acoge buena parte de las actividades culturales y sociales del municipio.