El polifacético Maxi Rodríguez firma la obra teatral "Las aeróbicas" que estrenó la asociación "Les Filanderes", el pasado viernes, en el nuevo teatro de La Felguera. Rodríguez, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, ha visto cumplido su deseo de ver la obra en España, ya que hasta ahora sólo se había representado en Argentina.

-¿Qué son "Las aeróbicas"?

-Es una referencia al síndrome de la abuela-esclava. Desde el punto de vista de la escritura me atraía mucho la figura de las abuelas, sobre todo teniendo en cuenta el importante envejecimiento de la población, donde aprecio que, a veces, las personas mayores no están siendo todo lo atendidas y cuidadas que deberían. Creo que habría que rendirles un tributo por su aportación en lugar de relegarlas. Me apetecía centrar este tema en la figura de tres mujeres que pasaron de criar a toda su familia y acabaron manteniendo a los nietos.

-"Las aeróbicas" llegaron a Argentina, pero no a España.

-Tengo que asumir que no me vendo muy bien, pero cuando metes un texto en internet la cosa se amplifica y, en el caso de Argentina, la compañía lo vio, me pidió permiso y lo autoricé sin ningún problema. Además, todo lo que me llegaba de allí era bueno, con lo que me sentí muy gratificado al ver que ha trascendido cualquier tipo de límite geográfico y ha llegado a conmover. Al menos es lo que me decían, que el público se conmovió mucho y también río con la obra, ese era el objetivo que perseguía.

-Siete años más tarde, la obra aterriza en España de la mano de "Les Filanderes".

-Siempre autorizo el uso de mis textos a todo el mundo porque tengo curiosidad por saber cómo es el resultado. Para mí lo más importante es que la compañía que coja el material lo haga con cariño y se divierta trabajando. En el caso de "Les Filanderes" es algo especial, porque las actrices son mujeres, toda la compañía está formada por mujeres y se enmarca dentro de los actos del día internacional de la mujer, con lo que me parece un contexto muy oportuno para representar "Las aeróbicas".

-¿Le gustaría llevar a cabo la obra con un grupo profesional?

-En su día no lo moví, aunque tampoco lo descarto, incluso con una posible reescritura, pero creo que es muy complicado hoy en día porque mi idea es hacerlo con actrices muy mayores. Hoy, las que siguen trabajando están más orientadas a la televisión o al cine, donde el trabajo termina cuando acaba el rodaje. Pero lo de hacer bolos y giras? les cuesta mucho más. Aunque bueno, el otro día me encontré con Alicia Hermida, que está representando "El arte de la entrevista", y ella sería una buena actriz para la obra, pero eso no es lo normal.

-Últimamente se le está viendo mucho con su faceta de entrevistador en la televisión, ¿se siente cómodo?

-No es algo de ahora, hace muchos años tenía una sección de entrevistas en LA NUEVA ESPAÑA. Creo que lo importante es desarrollar la escucha y, sobre todo, conocer a gente diversa. Me muevo en el terreno de la comunicación, que cada vez me parece más difícil, porque la sociedad escucha cada vez menos, con lo que hay menos capacidad de comunicación. Hoy parece que va todo tan rápido, que se ha perdido el hábito de escuchar, como ocurre en las redes sociales, donde todo el mundo escribe y nadie lee.

-¿Usted usa las redes sociales?

-Sí, pero no vivo en ellas como ocurre con otras personas. Me suelo pasar de vez en cuando porque en el aspecto profesional tiene muchas ventajas. Como ejemplo, acabo de ver el "Oé, oé, oé" en Grecia, una obra que me hicieron, y estoy en contacto con la compañía a través de las redes sociales, donde también me llega el feedback de cómo les está funcionando. Las redes sociales me parecen un buen lugar para eso, donde además opina todo el mundo y es un buen altavoz. Lo que sí me da miedo es la gente que vive en las redes sociales y está permanentemente a la que salta.

-¿Cuál es la salud del teatro?

-El teatro profesional está mal en Asturias porque es complicado levantar producciones y trabajar con continuidad. Eso ocurre porque hay muy pocos bolos, lo que hace que los espectáculos se resientan convirtiéndose en un esfuerzo a veces frustrante. Pero al final te vas sobreponiendo. En mi caso, es cuestión de tenacidad, tengo un sentimiento de querer contar historias que me ayuda a sobreponerme. Eso a pesar de las políticas culturales que hay en contra del teatro, como lo del IVA.

-¿Está cómodo en la comedia?

-Bueno, hago de todo. "Teatro Precario" que estamos moviendo es un espectáculo marcadamente político y ahora acabo de hacer una función de muy poca comedia relacionada un poco con la crisis. Cada historia se cuenta de una manera y a veces hay temas que piden tratamientos un poco más ásperos y agrios. Pero también hago mucha comedia porque creo que es una forma de invitar a la reflexión. No me gusta el humor bobalicón, sino hacer reflexionar. Algo que pasa en "Las aeróbicas". Hay una especie de humor corrosivo, ácido, que me gusta. También me ocurre en los artículos de LA NUEVA ESPAÑA, donde siempre hay un punto donde se busca un elemento de reflexión.

-¿Qué proyectos tiene?

-Pues acabo de escribir una función muy dura que espero poder levantar, que está relacionada con los suicidios en tiempo de crisis. Se llama "Dejarse caer" que va a ser una producción de altos vuelos. También tengo proyectos de televisión y otras cosas, siempre he diversificado, lo que me permite seguir adelante.