La minería del carbón española ha perdido, en los últimos 30 años, más puestos de trabajo que habitantes tiene el concejo de Langreo hoy en día. En 1985, el sector extractivo nacional, que empezaba su reconversión, contaba con un total de 50.835 empleados, que prestaban sus servicios en 221 empresas mineras. Tres décadas después, la cifra de trabajadores que están en la plantilla propia de las 15 compañías mineras que quedan es de 3.279. Es decir, las comarcas carboneras españolas han visto como se perdían 47.556 puestos de trabajo.

Estas cifras forman parte del informe que han remitido los sindicatos mineros FITAG-UGT y CC OO de Industria al Gobierno y a la UE para intentar cambiar la tendencia que, inexorablemente, lleva a la desaparición de una industria con más de 150 años de historia. El objetivo es poner en marcha los mecanismos necesarios para incentivar la venta de carbón nacional (a nivel estatal) e intentar que se retire la normativa comunitaria que obliga a cerrar a las minas que reciben subvenciones el 31 de diciembre de 2018 (a nivel de la UE). Las centrales indican en el documento que las comarcas mineras de Asturias, Castilla y León, Aragón y Castilla La Mancha siguen teniendo "un alto nivel de dependencia económica de la industria del carbón", a pesar de "los esfuerzos de los diferentes Planes del Carbón para incentivar actividades alternativas".

En el informe se explica que en 1985, el sector extractivo contaba con 221 empresas que contrataban a 50.835 trabajadores. Actualmente quedan 15 compañías y 3.279 trabajadores. A estos empleados hay que añadir 1.092 trabajadores más de las empresas auxiliares, unos datos, los de las subcontratas, de los que no se disponía hace tres décadas. Las 15 empresas que quedan hoy en día cuentan con 25 unidades de producción, de las cuales 16 son de interior -llamadas a desaparecer a finales de 2019 porque reciben subvenciones- y 9 de cielo abierto -alguna de ellas sí que podría subsistir, porque las ayudas a este tipo de explotaciones ya han cesado-. Por poner el ejemplo concreto de Hunosa, en 1985 tenía en plantilla a alrededor de 21.000 personas. En diciembre del pasado año, en sus elecciones sindicales, estaban llamados a votar 1.584 empleados.

También la producción de carbón está descendiendo en los últimos años a pasos acelerados. En 2010 se sacaron en España 8,43 millones de toneladas de carbón. Al año siguiente fueron 6,62, y en 2012, 6,15. La cifra en 2013, la última a la que hace referencia el informe sindical, pone de manifiesto el declive del sector y las constantes regulaciones de empleo (ERE) al que se están viendo sometidos los trabajadores por culpa del inestable marco regulatorio en el que se mueve. Ese año, las minas españolas sacaron 4,37 millones de toneladas. En 1985 la producción, según datos del Ministerio de Industria, fue de 14,47 millones de toneladas (con más gente pero peores medios materiales).

Al mismo tiempo que las plantillas y la producción de mineral disminuye en España, la importación de carbón prácticamente sube cada año. Los sindicatos exponen en el informe que "la importación, desde el año 1998, cuando comenzaron los tres Planes firmados por las centrales sindicales, tuvo aumentos de hasta un 100%". Así, desde ese año, fue en 2010 cuando menos carbón se importó (9 millones de toneladas, coincidiendo con el repunte de producción que hubo en la minería española ese año), mientras que en 2002, 2005, 2006, 2007 y 2012 los millones de toneladas de carbón importado superaron los 20 millones (cinco veces la producción actual). En 2013, el último ejercicio con datos, España trajo del extranjero 13,57 millones de toneladas de carbón: más del triple del mineral que se saca en el país.

Con todo, y pese a ser una industria en declive a nivel estatal, el carbón sigue siendo muy utilizado con fuente generadora de electricidad. En 2012, entre mineral autóctono y de exportación produjo el 19% de la energía, mientras que el año pasado supuso el 15%. En la última década la producción eléctrica en España con carbón varía entre el 13 y el 20% aproximadamente. Las centrales sindicales destacan que, 150 años después de la primera Revolución Industrial, "el mundo sigue dependiendo de la fuente generadora de energía más abundante y barata y que más puestos de trabajo genera en proporción". En Europa "el carbón sigue siendo el primer combustible utilizado en la generación eléctrica y la fuente más económica y segura, con una participación del 29% en la producción eléctrica".

Las centrales sindicales subrayan la importancia del carbón "por encima de la media" de la UE en "países muy avanzados desde el punto de vista industrial, con precios de la energía competitivos, y con una clara conciencia medioambiental entre la población, y con unas energías renovables con peso en su mix energético", como es el caso de Alemania, Reino Unido, Dinamarca e Irlanda, donde el carbón genera alrededor del 30% de la electricidad.