La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desde la Meseta

Movimientos en Langreo

El alza y declive del concejo en los últimos cincuenta años

Movimientos en Langreo

Desde principios de 2013 y casi diría mejor desde finales de 2012, no visito el Valle del Nalón, pero gracias a la diaria lectura de LA NUEVA ESPAÑA, creo que estoy al día de los acontecimientos sociales, particulares y hasta políticos de todo lo que por allí se revuelve.

Lo dicho, entre el periódico, los familiares y los amigos -sin restar los posibles enemigos, por mal que suene- que aún me quedan por aquellas benditas tierras, éste que ahora les manda cuatro letras desde la sierra madrileña, repito, está al tanto de los movimientos, casi diría demográficos y hasta geográficos de todo un pueblo de origen minero y siderúrgico, y hoy población prácticamente comercial.

Recordando, si me lo permiten, cuando aterricé en los años 60 del pasado siglo, no hay duda, de que aquello era otra cosa muy diferente: animosidad, bullicio, trabajo, inquietud y qué se yo cuántas cosas más. Eso, hasta un banco nuevo que autorizó el famoso Plan de Expansión, con el nombre propio de Banco de Langreo.

Todo aquello "olía" a próspero y nuevos comercios abrían sus puertas y los ya abiertos crecían por la gran demanda. En las casas irrumpían los electrodomésticos: la lavadora se imponía, la nevera daba mejor paso a la vieja fresquera, la mayonesa dejaba de cortarse para las amas de casa al utilizar lo que se llamó durante muchos años "la turmix" (importada de Estados Unidos)

El carbón fue poco a poco retirándose, sobre todo en nuestras cocinas, y el gas butano -con servicio a domicilio- se fue imponiendo en unas nuevas cocinas más limpias y lustrosas, y en las estufas catalíticas.

Todo el mundo, así como suena, compró coche y eso derivó en la estampida de la población, sobre todo los fines de semana, hacia las playas.

Había dinero, había ahorro y fueron muchos los que terminaron comprando casa fuera del Valle, porque era su huída de vacaciones, quizá buscando mejor clima. Y llegaron las prejubilaciones con otro tipo de vida para muchos y, sobre todo, para su prole, encontrando y buscando otro medio de estudios para el futuro, muy distinto al de sus padres.

Hoy, en La Felguera, y desde hace algún tiempo, se aprecia un movimiento cultural que ahora tendrá que expandirse en Sama: veamos hasta dónde alcanza "La Montera" con su nuevo presidente.

Para no cansarles más, les diré que cuando llegué a Sama en aquellos florecientes años sesenta del pasado siglo, como las les dije, se decía: "Que si el Ayuntamiento tuviese ruedas, a La Felguera se lo llevarían". Para mí aquello no era nuevo, porque en Oviedo se decía algo similar: "Si la Diputación tuviese ruedas ya estaría en Gijón". Y de paso recuerdo que el primer alcalde que tuvo Gijón en la etapa franquista fue el abogado Paulino Vigón Cortés, oriundo de Lada, que después fue asesor jurídico de Manuel Suárez, "el cabritu".

Compartir el artículo

stats