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El ferrocarril más bello de Asturias, el Collanzo-Trubia, sólo para mercancías

La línea Collanzo-Trubia, la más bella de la región según los especialistas, lleva sin servicio de pasajeros más de una década

Cartel de la línea Collanzo-Trubia en la estación de San Antonio. J. R. SILVEIRA

Dos mujeres esperan al tren en la estación de Piñeres, en el concejo de Aller. Están justo debajo de la señalización de la línea "Collanzo-Trubia", reza el cartel. A sólo unos metros de ellas, otra usuaria llama al teléfono de atención al cliente de Renfe en El Berrón. Pregunta cómo puede llegar desde el concejo de Aller hasta Trubia. "Tendrá que dar muchas vueltas", responde una voz de hombre. Y es verdad. Porque, aunque la cartelería y algunos folletos de Renfe siguen anunciando el recorrido Collanzo-Trubia, en realidad es una línea fantasma. La antigua Feve cerró, hace ya años, el paso para los trenes de pasajeros en el tramo entre Baíña (Mieres) y Trubia, que ahora sólo usa un tren de mercancías diario. "Una lástima", dicen los expertos, que afirman que ese recorrido es el más atractivo de la red ferroviaria asturiana.

La línea Collanzo-Trubia existió hasta hace algo más de una década. Las principales estaciones eran Collanzo, Cabañaquinta, Moreda, Mieres del Camino, Baíña, Soto de Ribera, Fuso de la Reina (Oviedo) y Trubia. En el año 2000, Feve y Renfe llegaron a un acuerdo para facilitar la comunicación de la comarca del Caudal. Las empresas firmaron un convenio para que la línea de Aller conectara en Ablaña con el servicio Puente de los Fierros-Gijón (línea C1 de Renfe) y, así, consiguieron acortar el viaje hasta Oviedo. Le costó muy caro al recorrido hasta Trubia, que quedó prácticamente desierto, ya que antes era una de las líneas más utilizadas del servicio.

Los responsables de la empresa decidieron entonces acortar el recorrido de la línea del Caudal. "Fue difícil", confesaron fuentes de la antigua Feve. La línea Collanzo-Trubia se quedó en Collanzo-Baíña, el trazado actual. No hubo apenas réplicas ni presiones sociales. Poca gente realizaba el recorrido completo. Sin embargo, aunque la línea ya no estaba operativa, la integración de Feve en Renfe no incluyó un cambio en la cartelería. Tampoco se modificaron algunos folletos y mapas. La línea Collanzo-Trubia sigue apareciendo entre la propaganda de la empresa ferroviaria, sin ningún matiz sobre el uso exclusivo para mercancías entre las localidades Baíña, en Mieres, y Trubia, en Oviedo.

"Tendrá que dar muchas vueltas", explican en Renfe cuando un usuario allerano quiere saber cómo llegar hasta Trubia. Y es verdad. Un viajero emplea cerca de dos horas y hace dos transbordos, uno en Ablaña y otro en Oviedo, para llegar a la meta desde Collanzo. Tiene que comprar tres billetes: uno en la línea Collanzo-Baíña, otro Ablaña-Oviedo y el último para acceder al convoy Oviedo-San Esteban (el único servicio con parada en Trubia).

La línea fantasma no es más que un recorrido muerto con estaciones, como la de Parteayer, que ya no tienen actividad. Devoradas por la maleza, sólo ven pasar un convoy al día. Nunca se detiene, es el mercancías que lleva carbón a la térmica de Soto de Ribera. Mike Bent es un periodista y escritor británico experto en medios de transporte. También un admirador del clausurado recorrido. Tanto es así, que considera que "deberían hacer algo para que esta línea vuelva a la vida". Con este ferrocarril, pero también con otros que forman parte ya del imaginario colectivo.

La línea fantasma viajó por última vez entre Collanzo y Trubia en enero de 1999. Las vistas, asegura el especialista en ferrocarriles, "eran las mejores que había en toda la red de cercanías". El tren pasaba por el valle paralelo a la carretera N-630, que llega a Oviedo. "Había un desfiladero muy bonito y el viaje era muy tranquilo. Era espectacular". Mike Bent considera que la línea tiene que reabrir con fines turísticos: "Podrían hacer un recorrido para visitantes, un viaje con una duración de entre treinta y cuarenta y cinco minutos", señaló el periodista. Bent también quiere impulsar un proyecto para formar a jóvenes en conducción de trenes. Es un plan que funciona en Rusia y que, a juicio del especialista, podría salir adelante en el tramo Baíña-Trubia.

El periodista británico hizo saber a Renfe todos estos planes, pero no ha recibido ningún tipo de respuesta. El experto considera que la empresa ferroviaria debe tomar una decisión porque las vías cada día acumulan más óxido, y cada vez será más difícil recuperarlas. La línea Collanzo-Trubia, mientras tanto, seguirá existiendo solo en la señalización, en algunos folletos y en mapas. Pese a su belleza, seguirá siendo una línea fantasma.

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