Alfonso Zapico, ganador del Premio Nacional del Cómic 2012, es natural de Blimea, pero desde hace siete años reside en la localidad francesa de Angulema -considerada la capital mundial del cómic- donde desarrolla su trabajo como dibujante. El suyo no es un caso aislado. Algunos de sus amigos también han tenido que hacer las maletas para ejercer su profesión.
Para Zapico "el trabajo, o más bien la falta de él" es el factor principal que explica la marcha de cientos de jóvenes con una alta preparación que cada año abandonan las Cuencas. "El fin de las minas de carbón es el fin de los empleos industriales. Había muchos puestos de trabajo y eran estables y todo eso se ha transformado en una nueva clase trabajadora en la que hay poco empleo y es inestable", reflexiona el dibujante, para añadir a continuación: "Las comarcas mineras ya no pueden absorber toda esa nueva mano de obra, donde hay muchos jóvenes muy cualificados. Así que el éxodo que se produce es inevitable".
El autor de Blimea no se muestra muy optimista sobre la posibilidad de que buena parte de esos jóvenes puedan regresar en un futuro inmediato. "Frenar la tendencia será imposible, hay que asumir que las Cuencas perderán un gran capital humano que no volverá nunca a trabajar a sus territorios de origen. Es algo cíclico dentro de la Historia", remarca Zapico. Y concluye: "Lo que sí me gustaría es que toda esa gente, pese a estar lejos, mantuviera una conexión constante con las Cuencas, no sólo a nivel emocional, sino a nivel profesional, cultural o político. De lo que se trata, en definitiva, es de evitar el desarraigo y la pérdida de identidad; las Cuencas lo necesitan".
