Enero termina y el invierno no llega. Las estaciones de esquí asturianas, Fuentes de Invierno (Aller) y Valgrande-Pajares (Lena), están cerradas por falta de nieve. Un "maná" para las zonas ligadas a los deportes de temporada que ni está ni, por el momento, se le espera. Los comerciantes y hosteleros de los municipios en los que se asientan los complejos hablan ya de pérdidas cuantiosas. Aseguran que la meteorología les ha arrebatado el setenta por ciento de sus ganancias anuales y ha dejado en el aire la creación de doscientos empleos temporales.

La apertura de la temporada estaba prevista para el 4 de diciembre. Una buena fecha que permitía aprovechar el puente de la Constitución. No llegó la nieve, tampoco en Navidad. A mediados de este mes, por fin, las estaciones se cubrieron de un manto blanco: Pajares abrió pistas el 15 de enero y, un día más tarde, inauguró la temporada Fuentes de Invierno. La alegría duró poco.

El mercurio de los termómetros subió de golpe y derritió la nieve de las pistas. En Fuentes, los remontes dejaron ya de funcionar el día 22 de enero. En Pajares, nieve artificial mediante, aguantaron hasta el martes 26. Desde entonces, los complejos están cerrados a cal y canto y se ha suspendido el programa de escolares conocido como "semana blanca". Sólo en la última semana, cancelaron sus reservas 450 alumnos de toda Asturias.

Es algo completamente inusual en la región. Si bien el retraso en el inicio de las temporadas invernales es cada vez más habitual, la meteorología de este invierno es lo nunca visto. Los termómetros alcanzaron esta semana los diecisiete grados en Felechosa y superaron los ocho grados en el complejo de Fuentes de Invierno. "El año que abrió Fuentes de Invierno fue así también, las estaciones no pudieron abrir hasta mediados de marzo y la campaña sólo duró dos semanas", asegura Conchi Muñiz, gerente del restaurante y apartahotel Molín d'Eloy (Felechosa).