"Poltergeits", criaturas mitológicas, conjuros celtas y pactos con el diablo. A primera vista no parecen ingredientes para la elaboración de una novela negra. Pero en el caso de Sergio S. Morán pasan a ser básicos e imprescindibles. Con ellos ha escrito "El Dios asesinado en el servicio de caballeros", una novela que da un vuelco a las novelas centradas en detectives, poniendo el foco en manos de Verónica, alias "Parabellum", una detective paranormal que debe enfrentarse a todo tipo de criaturas en su trabajo.

La novela se editó la semana pasada en la editorial Fantascy y ya se ha presentado en Madrid y Barcelona. La tercera parada era evidente, por eso se acercó a La Felguera para mostrarla ante un abundante público. Con un evidente guiño escenográfico a la novela negra la presentación se realizó en torno a unas pintas en la terraza de la cervecería L´Artesana. Morán, recién llegado de Madrid, comenzó su intervención destacando que "mi novela rompe con los clichés del género negro, el primero no seleccionar un detective masculino aficionado al alcohol y rodeado de mujeres". Indicó que apostó por una protagonista femenina, "porque hay mujeres fuertes y autónomas que no necesitan ser rescatadas". De ahí surge Verónica, un personaje pensando para ser publicado en un cómic de la revista "El Jueves", en la que ha trabajado como guionista durante varios años. Tras un lavado de cara fue la propia "Parabellum" la que le pidió protagonizar el libro, según sus palabras. Otro molde que rompe es el espacio temporal, demostrando que la fantasía no tiene por qué ubicarse en lejanas galaxias, sino que puede estar aquí mismo, por eso lo cotidiano y sobrenatural se mezclan en la narración.

La evidente influencia del cómic en el relato no es producto de la casualidad. Hace años que Morán cambió la informática por el mundo de los dibujos. La novela está llena de giros, sustos, negocios turbios y peleas que se resolverán con apoyo mágico y un suspense que se mantiene hasta el final. Unos ingredientes que servirían como punto de partida para una película, tal como se señaló desde el público asistente al acto.