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Mordido por un perro y abroncado por un policía

Un agente municipal reprende a un jubilado mierense de 83 años que se defendió con su bastón del ataque de un can que iba suelto

Las heridas en la pierna que le ocasionó el can.

Mordido por un perro y abroncado por un policía local. Así acabó el paseo de un jubilado por la concurrida senda peatonal que une Mieres y Rioturbio. Juan A. D., de 83 años, fue amonestado por un agente municipal tras intentar protegerse con su bastón de un can que previamente se había abalanzado sobre él, causándole lesiones a la altura del gemelo de su pierna izquierda. "El agente me dijo que incluso me podía denunciar por maltrato animal", sostiene este mierense, que ayer reconocía estar "perplejo" tras lo sucedido.

Juan A. D. pasea casi a diario por la senda que une el casco urbano de Mieres, donde reside, con Rioturbio. A mediados de esta semana sufrió un incidente que tardará en olvidar: "Estaba a la altura Murias cuando me crucé con una señora que llevaba dos perros sueltos, de tamaño medio, y vi como uno se metía en una cochera en la que había un hombre ordenando cosas". Pasó de largo, pero de repente el perro regresó corriendo a la senda y se fue directo él. "Me llegó por la espalda y no lo vi acercarse, todo fue muy rápido, pero noté un mordisco en la pierna". Sobresaltado, se giró e, instintivamente, intentó golpear al perro con su bastón para protegerse. No llegó a tocarlo, ya que el animal se apartó rápidamente. Mientras se levantaba el pantalón para ver el alcance de mordisco, la propietaria del can se acercó a él: "Pensé que se iba a disculpar, pero se dirigió a mí con muy malos modos, reprochándome que hubiera intentado pegar al perro, al que por cierto no llegué a tocar". La mujer en ningún momento se interesó por sus lesiones. Fue entonces cuando intervino el hombre que se encontraba en la cochera. Le instó a que llamara a la Policía Local para denunciar lo sucedido y así lo hizo.

Tras ponerse en contacto con el servicio municipal, siguió a la mujer, que tras el incidente ató a sus dos perros. Al poco rato llegó una pareja de la Policía Local, que dieron el alto a la propietaria de los animales. "Cuando llegué a su altura uno de los agentes se dirigió a mí y antes de que pudiera decir nada me amonestó por haber intentado pegar con el bastón al perro". Juan A. D. no daba crédito a lo que estaba escuchando. "Me llegó a decir que podía ser acusado de maltrato animal y me pidió que me pusiera en el lugar de la propietaria, preguntándome que a si a mí me gustaría, si tuviera perro, que alguien lo golpeara con un palo". Ante la reacción del policía, se quedó sin palabras. "En ese momento no supe contestar, pero me hubiera gustado preguntarle al agente qué tenía que haber hecho. Supongo que quería que me quedara quieto hasta que el animal se cansara de morderme".

Al final Juan A. D. enseñó la herida que tenía en su pierna a la patrulla. El primer agente, según explica, ni se inmutó. "Les dije que había visto por la televisión que los propietario de perros tenían que llevarlos atados con una correa de no más de metro y medio de longitud". Fue entonces cuando intervino el segundo agente, dándole finalmente la posibilidad de que presentara una denuncia: "Me dijo que si quería podía presentar una denuncia, pero a esas alturas ya no sabía qué hacer y les dije que me bastaba con que me confirmasen que el animal tenía todas las vacunas en regla". Tras hacer las gestiones oportunas, la Policía Local le confirmó horas más tarde por teléfono que todo estaba regla.

Juan A. D. está muy molesto con lo sucedido. Además de las dificultades que tiene para andar tras el ataque, se siente maltratado por la Policía Local: "No entiendo absolutamente nada. Resulta que estás dando un paseo tranquilamente, te muerde un perro que debería estar atado y la consecuencia es que te amenaza la policía con denunciarte por maltrato".

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