El pabellón Visiolla Rollán registró ayer un lleno histórico. Aunque no fueron las bolas de hockey las que concentraron la expectación, sino las del sorteo de las viviendas de alquiler de la Mayacina. Alrededor de un millar de personas asistieron a una lotería que deparó muchas decepciones, pero también enormes alegrías. "Tengo cuatro hijos y vivimos en un piso de alquiler que nos cuesta 450 euros al mes, ya que fue la única vivienda que encontramos disponible al no pedirnos una nomina, porque tanto mi mujer como yo estamos en el paro". Carlos Cerreduela celebró ayer efusivamente, junto a dos de sus hijos, la asignación de uno de los nuevos pisos: "Recibimos una ayuda social de 750 euros y con eso tenemos que tirar, por lo que necesitábamos mucho poder acceder a esta promoción".

Un total de 1.006 solicitudes se había presentado para acceder a uno de los 117 pisos de alquiler que ayer se sortearon en Mieres. Al final, 881 aspirantes cumplieron los requisitos solicitados. "El acceso a la vivienda no debería ser una cuestión de suerte, ya que se trata de un derecho constitucional", lamentó la concejal de Urbanismo, Delia Campomanes. El director general de Vivienda, Fermín Bravo Lastra, confirmó ayer que las viviendas se entregarán, en septiembre, sin el anunciado sistema de geotermia. Ahora bien, subrayó que "en cuanto Hunosa esté en condiciones de llevar la canalización hasta los inmuebles, los inquilinos podrán hacer uso de esta cobertura energética, ya que por nuestra parte lo hemos dejado todo preparada para el acople a la canalización de agua caliente que debe llegar desde el pozo Barredo".

El reparto de las 117 viviendas se hizo ayer según varias categorías. Se reservaron cinco viviendas para familias numerosas -las únicas con cuatro habitaciones-, y otras tres para personas dependientes o con movilidad reducida -las únicas adaptadas-. Otros cinco inmuebles fueron asignados a mujeres víctima de violencia de género. También tuvieron una calificación especial los casos afectados por una ejecución hipotecaria o los mayores 65 años. Los dos cupos más numerosos fueron el general, para el que se destinaron 55 pisos, y el correspondiente a jóvenes de entre 18 y 35 años, para el que se reservaron 37 pisos.

María Jesús Varela es una de las personas con discapacidad que en septiembre se trasladará a la Mayacina, a una piso adaptado a sus necesidades. Ahora vive en una casa de Siana con su hija y su yerno: "Cuando se van a trabajar me quedo sola y hay muchas cosas que no puedo hacer, algunas tan simples como poner el microondas, por lo que estoy encantada".

Muchos de los afortunados por el azar no pudieron disimular su entusiasmo al ver sus números salir del bombo. En algunos casos el alivio era aún mayor que la alegría: "Tengo dos hijos, uno con una minusvalía, y ahora estábamos viviendo en un piso de 45 metros cuadrados, con un alquiler de 300 euros", explicó Josune González, que, al igual que su marido, está en el paro. Los alquileres de la Mayacina variarán en función de la situación económica de cada familias, pero está pactado que la renta nunca será mayor al 20 por ciento de los ingresos del asignatario. "Nosotras también estamos en paro, con tres hijos, y nos hacía mucha falta disponer de uno de estos pisos", apuntó por su parte Cristina González. "La verdad es que no tenía muchas esperanza, porque me había presentado varias veces a sorteos de viviendas sociales y nunca había tenido suerte", remarcó.

Entre los futuros inquilinos de las viviendas de alquiler del Mayacina se dejó sentir ayer una inquietud ante el extendido rumor de que la tarifa a pagar dentro de la comunidad será alta. Fermín Bravo Lastra quiso ayer tranquilizar a las familias: "Aún no está fijada la cuantía", puntualizó. No obstante reconoció que hay problemas. El edificio, con ocho portales, dispone de once ascensores, "con el consecuente gasto en mantenimiento".