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Cien años de aviones en La Felguera

Miles de asistentes de toda Asturias acudieron en 1916 a presenciar en las fiestas de San Pedro la exhibición de José Piñeiro, el "hombre-pájaro gallego"

Maqueta del avión en el Círculo Aeronáutico. ARCHIVO CÍRCULO AERONÁUTICO

Se acaban de cumplir cien años del primer vuelo de un aeroplano sobre La Felguera, un hito en la historia local protagonizado por José Piñeiro González, el legendario aviador conocido como "el hombre-pájaro gallego". Miles de personas acudieron aquel verano de 1916 a presenciar el acontecimiento en la localidad natal de Jesús Fernández Duro, el fundador del Real Aero Club de España que diez años antes había inscrito su nombre con letras de oro en el Olimpo de los aeronautas al realizar en solitario la travesía de los Pirineos en globo, una hazaña sin precedentes hasta entonces.

Las inéditas acrobacias de Piñeiro en los cielos felguerinos fueron sin duda el mejor homenaje en memoria de Jesús Fernández Duro y sus gestas aeronáuticas. El pionero de las travesías en globo había fallecido en San Juan de Luz (Francia) en agosto de 1906, a los seis meses de haber culminado su gesta transpirenaica. "El hombre-pájaro gallego", una celebridad de la época, realizó dos espectaculares exhibiciones en las patronales de San Pedro, en cuyo programa se incluían tres fechas bajo el título de "La fiesta de la aviación".

La Felguera se llenó de visitantes y el ferrocarril de Gijón a Sama fletó trenes especiales durante todo el día. Era lo nunca visto, el no va más: por primera vez, volaba en Asturias José Piñeiro (1878-1927), un mito de la aviación nacido en O Seixo (Morgados, La Coruña), quien cinco años antes, cuando tenía 32, decide dejarlo todo por conquistar los cielos.

El "hombre-pájaro gallego" despega de forma súbita el verano de 1911 al presenciar el primer vuelo que se realizaba en su tierra con motivo de la fiestas de la Peregrina. Piñeiro se impresiona de tal manera al contemplar los ejercicios de exhibición de varios aviadores franceses que decide vender la fábrica de gaseosas que había creado en Sanxenxo.

El pionero que había estudiado bachillerato en San Sebastián, trabajado de maquinista mercante y realizado varios viajes a Cuba antes de instalarse con su negocio en la localidad pontevedresa, rompe con todo. Persiguiendo el sueño de surcar los cielos, José Piñeiro González se traslada a Pau (Francia) para ingresar en la afamada escuela de pilotos que dirige Louis Bleriot, quien el 25 de julio de 1909 realizó el primer vuelo sobre el Canal de La Mancha, a 64 kilómetros por hora y a 76 metros sobre las olas. El viaje duró 37 minutos.

En un curso intensivo de pocos días, Piñeiro consigue el título de piloto. Con 30.000 pesetas (mucho dinero para la época) compra, como no podía ser de otra manera, un avión de la marca "Bleriot" de 50 H.P. (caballos de vapor) y regresa a Sanxenxo. Acaba de nacer el "hombre pájaro gallego" que cinco años después, en el verano de 1916, protagoniza, con 37 años, el primer vuelo de un aeroplano sobre La Felguera ante el entusiasmo y la admiración de una multitud atónita y maravillada.

Los periódicos asturianos dieron cuenta de aquel histórico evento con amplitud y generosos elogios. "El intrépido aviador", resalta uno de los cronistas, "demostró ante un público numerosísimo sus condiciones insuperables para el ejercicio de profesión tan arriesgada"; sobre el peligro de los vuelos de Piñeiro en La Felguera, el informador advierte que "otros afamados aviadores perecieron al pretender ejecutarlos".

El corresponsal destaca el "dominio absoluto" del aviador al llevar a cabo el "peligrosísimo" "salto de la muerte", "en el que el aparato se invierte completamente quedando la parte superior donde va colocado el piloto hacia abajo". "El aeroplano da una vuelta en redondo sobre sí mismo, exactamente igual que el salto mortal hacia atrás o adelante de los artistas del circo" y "la sensación del público es grandísima, pues parece que el aviador va a caer", añade.

Los mayores aplausos fueron para la ejecución de este ejercicio así como para el del rizo, o sea, la vuelta de campana, y el planeo a motor parado, según recogen las crónicas sobre el vuelo ya centenario que supuso el bautismo del aire de Piñeiro en Asturias. Esos relatos periodísticos fueron recopilados por José David Vigil-Escalera, presidente honor del Círculo Aeronáutico "Jesús Fernández Duro" de La Felguera, entidad al frente de la que ahora está José Manuel Martín Ferrer.

"El enorme pájaro se elevó considerablemente, dio varios virajes, hizo descensos en espiral y aterrizaba con gran facilidad para volver a elevarse de nuevo", describe otro cronista para dejar constancia, a continuación, del entusiasmo del gentío ante "los ejercicios conocidos por los nombres de looping the loop y montaña rusa". "En el último aterrizaje que el gran Piñeiro desde considerable altura inició a motor parado, recibió una estruendosa ovación. Mañana volará sobre la plaza de la iglesia y dejará caer una hermosa y artística corona de flores sobre la estatua de don Pedro Duro en homenaje a tan querida familia", concluye el informador.

Fue tal el éxito del vuelo centenario que dos años más tarde, en 1918, el aviador Piñeiro volvió a ser incluido en el programa de las fiestas patronales de La Felguera para una nueva exhibición. Aunque la expectación despertada fue inmensa, esta vez la fortuna se mostró esquiva. En la primera ocasión que se elevó a los cielos langreanos, la meteorología le jugó una mala pasada al "hombre-pájaro gallego".

Todo sucedió muy rápido. Al aterrizar, tras unos leves ejercicios de reconocimiento del lugar, una fuerte ráfaga de viento arrancó al avión de la trayectoria correcta en el improvisado aeródromo local, empujándolo hacia donde se agolpaban los espectadores. Con valor, pulso firme y sangre fría, Piñeiro consiguió capotar de ala el aeroplano sobre una huerta cercana a la pista de vuelos.

Tras unos instantes de angustia, la destreza Piñeiro conjuró el riesgo de una tragedia. Las averías sufridas por el aparato lo dejaron inservible y obligaron a suspender el programa festivo de tres días de acrobacias del célebre aviador que protagonizó el primer vuelo de un aeroplano sobre La Felguera hace ahora cien años. El Círculo Aeronáutico "Jesús Fernández Duro" tiene una maqueta a escala 1:6 del "Bleriot XI" que surcó los cielos langreanos.

El "hombre-pájaro gallego" realizó sus ejercicios de exhibición en las fiestas patronales como preámbulo a los actos de traslado de los restos del considerado padre de la siderurgia, Pedro Duro, y de otros miembros de su familia, desde el cementerio y la capilla existentes en el recinto fabril hasta la iglesia de Santa Eulalia de Turiellos. En el mausoleo (destruido en la Guerra Civil) habilitado en el templo parroquial por Antonio Velázquez Duro y Dolores Fernández Duro, fueron inhumados asimismo los restos mortales del aeronauta Jesús Fernández Duro, nieto del insigne empresario, tras ser recuperados de su provisional sepultura en San Juan de Luz, una vez transcurridos los diez años a que obligaba la ley francesa.

El primer vuelo sobre La Felguera no deja de ser un referente de la ofrenda floral desde el aire que, avionetas civiles y militares del aeródromo de Llanera, llevaron a cabo durante los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo en el día grande de San Pedro, las tradicionales fiestas iniciadas en honor de Pedro Duro, abuelo de Jesús Fernández Duro, quien el 22 de enero de 1906 se convirtió en el primer aeronauta en franquear en solitario la barrera de los Pirineos a bordo de su globo "El Cierzo". Fue un vuelo de 14 horas y 700 kilómetros desde Pau (Francia) a Guadix (Granada), realizado a 3.800 metros de altitud, soportando temperaturas de 18 grados bajo cero en medio de una tempestad de lluvia y nieve. Unos meses después de esa gesta, el pionero felguerino fallecía de fiebres tifoideas, a los 28 años, en San Juan de Luz.

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