La sospecha vuelve a sobrevolar la figura de José Ángel Fernández Villa. A la investigación sobre el origen de los 1,4 millones de euros que regularizó en la amnistía fiscal se suma ahora la sospecha de que el accidente que le valió la jubilación y cobrar la pensión máxima por una invalidez en 1995 nunca tuvo lugar, y todo se debió a un percance con una caja de sidra en la fiesta minera de Rodiezmo, diez años antes.

La revista "Interviú" acaba de publicar los partes de baja del ex líder del SOMA, que se habrían ido modificando hasta llegar a un accidente en el pozo Candín y no en la localidad leonesa. LA NUEVA ESPAÑA habló ayer con algunos participantes en la fiesta minera de Rodiezmo del 1 de septiembre de 1985, fecha en la que tuvo lugar el incidente con la sidra. "El accidente sucedió, hubo ambulancia y traslado al centro médico", señalan los testigos. Y ese percance se apunta como el origen de la lesión en la espalda de Villa, que finalizó con una invalidez. Un accidente que ocurrió a 67 kilómetros del pozo Candín, donde el parte definitivo para lograr la pensión refleja que se produjo el suceso.

El accidente de Villa con la caja de sidra tuvo lugar el 1 de septiembre de 1985. Tradicionalmente, la fiesta minera de Rodiezmo se celebraba el primer domingo de septiembre, y se consideraba la inauguración del curso político del PSOE. A primera hora de la mañana, el pinar de la localidad leonesa, que los lugareños llaman La Campiña, ya estaba preparado para que fueran llegando los mineros, los ugetistas y socialistas, que en su mayoría configuraban la nómina de asistentes. Relatan los testigos que por entonces, la barra del bar la atendían por turnos los mineros de los pozos de Hunosa. Era habitual ver a Fernández Villa conversar con la gente en el bar, y aquel 1 de septiembre de 1985 fue igual.

Según relataron los testigos, Villa charlaba aquella tarde con amigos cerca de la barra, cuando un camión aparcó a su lado para descargar cajas de sidra. La mala suerte hizo que varias de esas cajas cayeran sobre la cabeza y la espalda del ex líder minero, que por otra parte, tampoco era el más corpulento del lugar. La sidra no encontró en su caída a ninguno de sus fornidos acompañantes, a los que popularmente se les conocía como su "guardia pretoriana". "Quedó tendido hasta que llegó la ambulancia", apuntan los asistentes a aquella fiesta. "Se lo llevaron para hacerle unas pruebas y ya no volvió", relatan.

En 1993, fue operado en el Adaro de unas lesiones de espalda, que como el mismo reconoció, fueron consecuencia del incidente con la sidra. Dos años después, se jubilaría. Una pensión que ahora está en entredicho.