Las luchas cara a cara entre dos guerreros elegidos por cada bando comenzaron a determinar el favoritismo astur, a pesar de que los romanos no se amilanaron. Fueron enfrentamientos con honor porque ninguno de los contendientes claudicó antes de tiempo. Entonces Roma quiso imponer su fuerza sobre las tribus. Fue un tramo de batalla con una tensión máxima. El lado astur sufrió más bajas de las esperadas, pero la voluntad seguía siendo la de ganar. "Romanos, retroceded", gritó Nisarius.

Tenía el druida un mensaje claro para el oponente. "Aquí las mujeres dan la vida, pero también son capaces de quitarla". Y así lanzó a la primera a la batalla. Frente a frente, desarmó al adversario y lo tuvo arrodillado unos segundos antes de dejarle vivir. "Un romano vivo no significa que los romanos vivan", se oyó de fondo. Siguieron cayendo astures ante los movimientos del invasor y, cuando todo parecía perdido para los astures, hubo un nuevo mensaje de esperanza: este en forma de acordes. La gaita surgió de entre los montes y, en pie, tres hombres esperaron una nueva acometida de los romanos. Pero antes de que llegara, por sorpresa, surgieron nuevos guerreros. La combatiente más joven, junto a unos niños, saltó a la lucha para equilibrar las fuerzas. Y vaya si lo hizo. "Aquí es donde se demuestra el alma astur". Nisarius fue en todo momento la voz de un ejército más preparado que nunca para ganar y que incluso se permitió ser cruel con su rival. De nuevo fue una guerrera la que tuvo la oportunidad de acabar con el último romano en pie. "Este es el último momento que queda de Roma, hija mía", escuchó a su espalda. No escuchó a la clemencia y derrumbó al adversario. Pero los astures quisieron ir un paso más allá.

Maniataron al jefe romano y mostraron el fin de las bellas patricias que antes habían sido agasajadas en las tierras de Carabanzo. Los guerreros lo habían pedido y así se hizo. "Somos crueles porque vosotros lo queréis", le dijo Nisarius al oficial romano antes de expulsarle del campo de batalla. "Dile a tu César que esta gente no se rinde y estamos dispuestos a estar aquí hasta el último segundo de su vida", sentenció para poner fin a una espectacular recreación, adaptada perfectamente al cambio de guión y que desató los aplausos de los espectadores.

Ya lo había avisado Nisarius (todavía Silvino Torre) antes de la batalla: "A los romanos les costó mucho ganar aquí, porque nadie conocía el terreno como las tribus". Esta vez, vencieron los astures, venció Carabanzo.