Uno de los atractivos de las fiestas del verano suele ser la originalidad y a ella apelaron ayer tanto Barros como Rioseco, que ejecutaron sus propios desfiles de carrozas como si de fechas carnavaleras se tratase. Es cierto que las Cuencas han conseguido en este tipo de celebraciones cierto nombre, con el Descenso Folklórico del Nalón como punto fuerte, pero estas dos localidades quieren distinguirse y se nutrieron tanto de la tradición como de los temas de actualidad para desatar el deleite de los asistentes.

No hace mucho que han terminado los Juegos Olímpicos de Río y, por ejemplo, en Barros los siguen teniendo muy presentes. Por eso una de sus carrozas conmemoró la gran cita deportiva, pero eso sí, por un camino más personalizado. Barros 2016 era el lema de una expedición olímpica que se convirtió en uno de los grandes atractivos del desfile. No se olvidaron otros temas candentes ni algunos personajes que siempre hacen acto de presencia en estas celebraciones.

Más de lo mismo sucedió en Rioseco, donde la fiesta destacó por la variedad temática, además, de alguna que otra sorpresa como la que albergaba la carroza de Los Picapiedra. Es este un evento para niños y mayores y se demostró en el hecho de que incluso un bebé de tan solo un mes apareció caracterizado en el festejo. Eso sí, como buenas fechas veraniegas en las que estamos, no faltó el espacio para los surferos. El espíritu tropical hizo acto de presencia en las fiestas de San Ginés con una carroza del todo exótica. "Para que luego digan que no se ven palmeras en Asturias", aseguraban algunos.

Fue un Carnaval anticipado que, cómo no, hizo referencia a uno de los asuntos de moda en el mundo. Los Pokemon también tuvieron su sitio en el desfile, con un enorme rótulo que anunciaba sin ningún género de duda su presencia. Otros apostaron por atuendos más normales pero no por ello peor trabajados. Marineros o superhéroes e incluso una carrera de coches construida con flotadores. Son algunas de las caracterizaciones que aparecieron en Rioseco en la tarde de ayer. Todas las carrozas estaban construidas y decoradas con materiales de uso diario, sin demasiadas extravagancias, pero con una originalidad que año tras año va despertando el interés de todo aquel que se quiere acercar por la localidad.

En las Cuencas cualquier excusa es buena para celebrar, y si la fiesta conlleva además el hecho de ponerse un disfraz, la comedia está asegurada.