No todo va a ser fiesta en Pola de Laviana. El Descenso Folklórico del Nalón dejó un gran sabor de boca, batiendo un récord de público y de participación. Pero ayer llegó el turno de la parte menos llamativa, pero no por ello menos importante de todas las fiestas: la limpieza del río. Una treinta personas se dieron cita en el Nalón, a la altura de Laviana, para ejecutar, como cada año, las tareas de limpieza que se precisan después de una celebración. El resultado también fue satisfactorio, como apunta el presidente de la Asociación, Pablo Vázquez, "hubo más voluntarios que nunca", remarcó

Eso sí, Vázquez puntualizó que no solo se limpia la suciedad acumulada durante el Descenso. "Hay que tener en cuenta que no discriminamos si una cosa ha sido vertida al bajar el río o en otro momento del año, así que lo limpiamos todo", expone. Y añade: "Este año no ha sido el peor porque más o menos al limpiar después de cada edición evitamos que se acumule, pero las primeras veces llegamos a sacar cosas complicadas de imaginar". La duración del proceso de "acicalado" del Nalón llevó "en torno a cinco horas", explicó Vázquez. "Al ser más gente que nunca aprovechamos para limpiar más a fondo pero tardamos más o menos lo mismo de siempre", sentenció.

Desde la organización se muestran satisfechos de cómo la gente se ha ido concienciando de la importancia de hacer también el trabajo sucio. Eso sí, echan de menos algo: "Es una pena que no todas las peñas participen, porque con solo dos representantes de cada una contaríamos con ochenta personas y facilitaría mucho las cosas", comentó Pablo Vázquez, quien al mismo tiempo aplaude que "haya habido tres peñas nuevas, que se vea que van entrando en la dinámica". Actividades como esta demuestran que siempre hay algo más que hacer cuando la fiesta termina y el Nalón ha de estar perfecto porque sin río, no hay Descenso.