El Grupo Trabanco, propietario de 51 hectáreas de pomaradas ubicadas en antiguas minas a cielo abierto de las Cuencas, ha comenzado la instalación de sistemas de riego por goteo en sus plantaciones, con el objeto de garantizar su producción ante posibles sequías. Las pomaradas de Trabanco que ya tienen este tipo de regadío son Morgao (en Mieres) y San Pedro de Anes (Siero), aunque la previsión es ir extendiendo el sistema de forma progresiva al resto de plantaciones de manzanos. Gold Fruits, que también tiene pomaradas que posee en la antigua mina a cielo abierto de Mozquita-Matona, dispone de riesgo artificial desde su implantación.
El objetivo del Grupo Trabanco es que las cosechas no se vean mermadas cuando las plantaciones no reciban agua suficiente antes de que las manzanas sean recogidas. La sequía amenazó seriamente en 2012 la plantación de manzana en las antiguas minas a cielo abierto del grupo sidrero. Finalmente, las intensas lluvias caídas en otoño de ese año permitieron que se salvasen 170 toneladas de fruto.
Las comarcas mineras cuentan en la actualidad con unas 81 hectáreas de manzanos orientados a la producción de sidra, ubicados en antiguas escombreras y minas a cielo abierto de Hunosa. El Grupo Trabanco acumula la mayor parte de pomaradas, 51 hectáreas concentradas en Mozquita-Matona (entre Mieres y Langreo); Morgao y Pumardongo (Mieres); y San Pedro de Anes (Siero). Otras dos, Pampiedra y La Braña'l Río (ambas en Langreo), todavía no han entrado en fase de producción. Las otras 30 hectáreas, también ubicadas en la primitiva mina a cielo abierto de Mozquita-Matona, pertenecen a Gold Fruits.
Desde el pasado año, Gold Fruits vende la mitad de su producción a Trabanco y el 50 por ciento restante a Sidra Menéndez. Durante los cinco años anteriores, Trabanco tenía firmado un contrato de arrendamiento de para el aprovechamiento de las fincas de manzanos de sidra de Gold Fruits.
Para el presente ejercicio, los productores de manzana de sidra de las Cuencas prevén una cosecha más limitada que la campaña anterior. La estimación es llegar a las 300 toneladas de fruto, cuando el pasado año se alcanzaron las 500. La vecería, que este año afectará a las parcelas más grandes de frutales, es la principal causa que explica el descenso en la producción.
Hunosa impulsó hace dos décadas la creación de plantaciones hortofrutícolas en antiguas escombreras y explotaciones a cielo abierto con un doble objetivo: buscar nuevas vías de diversificación económica y recuperar los suelos afectados por la actividad extractiva. De forma experimental se plantaron arándanos, tomates, viveros forestales y pomaradas. La manzana fue el fruto que se adaptó de forma más exitosa. Las pomaradas de las antiguas minas a cielo abierto de Hunosa se encuentran a una altura entre 250 y 500 metros. Esta situación conlleva varias ventajas. Según explican los expertos, al estar a más altura el calibre y la calidad del fruto son mayores. Además, las oscilaciones entre las temperaturas máximas y mínimas potencian el sabor de la pieza. A estos factores se unen factores específicos de las antiguas fincas de Hunosa, como su buena orientación al sol, la protección del viento y la resistencia a las heladas tardías.
Por contra, este tipo de suelos, en su desarrollo como plantaciones, han necesitado una mayor proporción de abonos y nutrientes, al tratarse de suelos "nuevos" a los que hay que ayudar a asentarse, especialmente en sus primeros años. Hace dos décadas el Grupo Trabanco entró en contacto con Hunosa para interesarse por las plantaciones de manzanos de las antiguas minas a cielo abierto de la compañía pública. El lagar gijonés fue alquilando de forma progresiva las pomaradas. Cinco años después ejecutó la opción de compra que tenía sobre ellas.
