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La primera huésped de Brañagallones

La perra "Xana", rescatada en Navarra de un contenedor de basura, pasó su primer día en el que será su hogar, el refugio de montaña del concejo de Caso

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La perra Xana llega de Navarra al refugio de Brañagallones

Es pequeña y peluda, anda a cuatro patas y la rescataron de un contenedor de la basura junto al resto de sus hermanos. Ayer, además, se convirtió en la primera huésped del renovado parador de Brañagallones, convertido ahora en refugio de montaña, que empieza a funcionar este mismo fin de semana. Se trata de "Xana", la cachorra de mastín de tres meses que, desde ayer, se encarga de cuidar las instalaciones situadas en el emblemático paraje del concejo de Caso. La trajo en su propio vehículo Mario Fabo, alcalde de Marcilla, localidad navarra donde encontraron la camada de perros en la basura. Fabo fue, tras "Xana", el segundo huésped de Brañagallones.

En el aparcamiento de Bezanes, desde donde se accede a la braña -tras unos once kilómetros de subida en todoterreno- el alcalde de Marcilla fue recibido por el regidor casín, Tomás Cueria; por el guarda del refugio que ahora empieza su andadura, José Manuel Prado, y por Antonio Alba, de la Federación de Montaña de Asturias. "Xana" ha encontrado acomodo en una Reserva de la Biosfera. Sus hermanos, salvados también in extremis, están repartidos por toda España. "En Galicia, en Alicante, Valencia, también en Navarra", explicaba ayer Mario Fabo, que bromeaba explicando que la perra iba a ser "la primera huésped del refugio".

Tomás Cueria se mostró contento por la apertura del parador , y alabó el gesto del regidor navarro, "que nos ha traído la perra personalmente y que se va a quedar a conocer nuestro concejo". De hecho, tanto Cueria como Fabo aprovecharon el encuentro para intercambiarse una serie de obsequios: una escultura y un libro sobre el castillo de Marcilla, por parte navarra, y una placa y dos libros sobre el concejo de Caso, por parte del municipio del parque natural de Redes.

El guarda del parador, por su parte, explicó que se habían puesto en contacto con el alcalde de Marcilla a través "de un amigo mío, Félix Fernández", también presente en el recibimiento. "Mostramos interés por tener uno de los perros que habían sido tirados a la basura. El Alcalde nos preguntó para dónde eran, y conoció nuestro concejo, un lugar de lo más adecuado para ella", destacó Prado.

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