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El tren minero quiere volver a pitar

El Museo del Ferrocarril de Gijón presenta un proyecto para recuperar la antigua línea carbonera entre las minas de Riosa y la estación mierense de La Pereda

El tren minero quiere volver a pitar

El circuito ferroviario que entre 1921 y la década de los sesenta permitió transportar carbón entre las minas de Riosa y la estación de La Pereda (Mieres) se recuperó en 1995 como senda peatonal. De esta forma se rescató el viejo trazado diseñado por los ingenieros Vigil-Escalera y García Lago, un proyecto que para los medios disponibles hace un siglo fue faraónico. Prueba de ello es que los trabajos se prolongaron por un tiempo de cinco años, para, a golpe de barreno y piqueta, abrir una trinchera encauzada a través de once túneles. Ahora, el Museo del Ferrocarril de Asturias se ha puesto al frente de una iniciativa social que plantea que los trenes vuelvan a circular por este espectacular paraje delimitado por el río Caudal, frondosos bosques de castaños y paredes casi verticales de piedra caliza.

El director del citado museo, Javier Fernández López , presentó el pasado viernes en la Casa de Cultura de Mieres el estudio que contempla aprovechar este enclave con la puesta en marcha de un ferrocarril histórico. Para empezar, explicó que en Francia existen actualmente un total de 95 instalaciones de estas características, con 1.200 kilómetros de vía y 800 puestos de trabajo. "En el Reino Unido el recuento asciende a 204 trenes, con nueve millones de visitantes al año", indicó. De esta forma, quiso acotar el alcance del potencial turístico del proyecto. Su exposición partió de una premisa: la iniciativa se basa en los principios de "máxima sostenibilidad y utilidad inmediata". El objetivo es simple. Se pretende fomentar el turismo de calidad y recuperar un entorno ambiental utilizando recursos existentes y contando con el apoyo de la sociedad civil. En este punto la Asociación cultural "Los Averinos" de Loredo, además del Ayuntamiento de Mieres, respaldan la propuesta. Contar inicialmente con este soporte no es un tema baladí, ya que el desarrollo del proyecto, según está enfocado, depende de la implicación de la ciudadanía: "La idea no es pedir dinero a una administración y luego contratar a una empresa constructora; queremos hacer la cosas como se hacen en otros países, con paciencia y contando con el apoyo de voluntarios y con el mecenazgo privado", remarcó Fernández López.

Recepción

El estudio del Museo del Ferrocarril plantea en síntesis que un tren turístico conecte La Pereda y la Foz siguiendo la vieja trinchera de Hulleras de Riosa. El primer paso sería habilitar en La Pereda lo que podría definirse como un centro de recepción: "Realmente sería el único coste de cierta relevancia que está previsto", puntualizó Fernández López. En esta primera fase se abriría un circuito hasta Loredo, con un recorrido de unos dos kilómetros: "La idea es contar con voluntarios, desde ingenieros a maquinistas, pasando por los operarios que se encargarán de poner las vías bajo supervisión técnica". En fases posteriores, la ruta llegaría hasta Frechura, otros dos kilómetros. "Paisajísticamente este es el tramo más espectacular y, además, cuenta con 455 metros de trayecto subterráneo", señaló el responsable del estudio.

Tras este majestuoso balcón natural aparece el gran escollo del proyecto. La actual senda verde está fracturada, más o menos a la mitad del trayecto, por la cantera de Peñamiel. "Es un obstáculo, es cierto, pero es perfectamente salvable". En ese escenario, ya sólo quedaría saltar al concejo de Morcín para completar los casi ocho kilómetros del circuito, tres veces mayor que el que ofrece el Tren de Samuño, en Langreo.

Cesión

Si finalmente la traza volviera a contar con vías, quedaría colocar sobre ellas el tren. El Museo del Ferrocarril cedería alguna de sus locomotoras, aunque también podría utilizarse las máquinas que actualmente se muestran en el Vasco y Oñón, en Mieres. Las rehabilitadas "SHE11" y "FM102", estarían en condiciones de impulsar este proyecto turístico y volver a revivir tras décadas convertidas en adornos urbanos. "Una locomotora diesel servía de apoyo", explicó Fernández López. Para garantizar la comodidad de los visitantes, se inclina por vagones de nueva construcción. "Todas las señales y semáforos serían de la época, ya que el Museo conserva mucho de este material".

Este proyecto ferroviario es tan ambicioso como novedoso en toda su concepción. El modelo de gestión que se platea no pasa por la contratación de una empresa especializada. "Hay que importar fórmulas que funcionan en otros países, como la creación de una asociación sin afán de lucro tipo fundación", reclamó Fernández López. La recuperación de este emblemático trazado férreo no se plantea como un objetivo a corto plazo: "Hay que ir paso a paso, cubriendo fases y podemos tardar una década en conseguirlo; pero, ¿qué prisa tenemos?".

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