La plantilla de Mieres Tubos celebró ayer la primera jornada de huelga para exigir al propietario de la compañía, Luis Uribarren, el pago de los salarios adeudados, que corresponden a la nómina de septiembre y la paga extra de verano. Los trabajadores reclamaron también al empresario que desbloquee la paralización de la planta, o siga buscando inversores, o aporte los fondos necesarios para reactivar la producción.

Desde primera hora de la mañana, la plantilla de Mieres Tubos se concentró a la entrada de la fábrica. A su lado pasaban camiones con material hacia el interior de la planta, mientras ellos exigían una solución a sus problemas. "Nos deben salarios y queremos que se nos paguen", afirmaban los trabajadores, que han optado por la huelga como medida de presión. Un paro con el que también exigen que se desbloquee la planta, parada desde hace dos años. Y todo ello, sólo unos días después de conocerse que el empresario moscón Juan Antonio Fernández Coalla descartaba entrar como accionista mayoritario después de que una auditoría revelase una deuda "oculta" de unos dos millones de euros.

La situación de buena parte de los trabajadores es poco menos que dramática. "Después de dos años con la planta cerrada, muchos compañeros han agotado la prestación por desempleo y a otros apenas les quedan un par de meses", señalan desde el comité de empresa. Por ello consideran fundamental el pago de los salarios que se les adeudan. "No vamos a bajar los brazos y seguiremos en la lucha por poder trabajar en la empresa", aseguraban.

La plantilla mantendrá la huelga al menos hasta el viernes. Además, también baraja una nueva ronda de contactos tanto en el Ayuntamiento de Mieres como en el Principado para pedir el apoyo institucional en la búsqueda de una solución a sus problemas. Además, reclamarán a la Consejería de Industria, que en todo momento ha estado involucrada en que la recuperación de Mieres Tubos llegase a buen puerto, que trate de mediar con Juan Antonio Fernández Coalla para que reconsidere su decisión de abandonar la inversión que tenía prevista. El empresario moscón estaba dispuesto a entrar como accionista mayoritario de Mieres Tubos, en una operación en la que también participaría el Principado y en la que se necesitaban unos 8 millones de euros de inversión.

El paro llega, además, pocos días después de que la planta mierense, antigua Perfrisa, comenzase a funcionar de nuevo tras dos años parada. Un acuerdo con Arcelor permitió la llegada de materia prima a la planta, que estuvo funcionando entre el pasado miércoles y el viernes. Se arrancaron las máquinas y se tiraron las primeras series, aunque parte de las mismas salieron con algún defecto, que podría haber sido mucho más grave de no ser por las labores de mantenimiento de las máquinas que la plantilla ha venido haciendo durante los dos últimos años, pese al cierre de la fábrica de Sueros.

Los trabajadores de Mieres Tubos tienen claro que van a llegar hasta el final y prueba de su constancia fue la manifestación que organizaron el pasado mes de julio en Vitoria, ciudad donde Luis Uribarren tiene su domicilio. Allí, ante su casa, 200 personas respaldaron a la plantilla de Mieres Tubos en sus demandas. "Como siempre, no nos atendió, y no creemos que lo vaya a hacer ahora viendo su comportamiento, pero nosotros vamos a seguir luchando por nuestros puestos de trabajo y por la factoría", aseguraron ayer desde el comité de empresa.