Alrededor de trescientas reses se concentraron ayer en el recinto municipal de Cabañaquinta para concurrir en la conocida feria de los Santos, celebrada cada año el miércoles anterior a la celebración del día de difuntos. Esta cita es la primera en el calendario ganadero de la comarca, después de que los animales regresasen a los establos tras pasar la temporada de pastos en los puertos de montaña.

A pesar del buen tiempo, con un sol que lució durante toda la jornada, la concurrencia, tanto de ganado como de personas, fue sensiblemente inferior a la de las ediciones anteriores. Algunos de los asistentes argumentaron que la rebaja de asistencia se debía a que en los días anteriores se habían realizado muchas transacciones en las cuadras entre ganaderos y tratantes, restando participación al certamen. En cuanto a los precios de los animales, estos se han mantenido estables, aunque los ganaderos opinaban que debería de experimentarse un incremento para seguir apostando por la cabaña local. Uno de los tratos más importantes cerrados en el certamen de ayer fue el de un ganadero allerano que adquirió una vaca de la raza asturiana de los valles junto con un ternero de cinco meses por unos 3.000 euros. También se llegaron a pagar hasta 2.000 euros por novillas, mientras que las mejores vacas de carne se cotizaron entre 800 y 900 euros. Destacó, entre los ganaderos, Jesús Ordóñez Mallada, quien a sus 82 años concurrió con un centenar de cabezas de ganado y vendió el 80%.