La plantilla de Mieres Tubos sigue llevando varapalos por parte de la dirección de la compañía. El último directo al mentón de los trabajadores fue la falta de acuerdo en el acto de conciliación celebrado ayer en Mieres, en el que la dirección de la planta mierense reconoció la deuda que mantiene con sus empleados, aunque a su vez aseguró que no la va a asumir. Los operarios, concentrados ayer en el entorno de la plaza del mercado, mantendrán las movilizaciones hasta que los dueños de la empresa no den su brazo a torcer.

La dirección de Mieres Tubos estaba citada ayer en la Unidad de Mediación, Arbitraje y Conciliación (UMAC), ubicada en el edificio de la Casa del Pueblo local. Pasadas las nueve de la mañana comenzaban las reuniones entre el gerente de la factoría, y los representantes sindicales de MCA-UGT y CC OO de Industria. El hombre de confianza de Luis Uribarren, propietario de la firma, se encargó de dilapidar cualquier tipo de esperanza que los trabajadores tuvieran en cobrar los dos salarios que se les deben, que unos pocos días se convertirán en tres. El gerente de Mieres Tubos reconoció la deuda, es decir, el impago de la paga extra de verano y de la nómina de septiembre. Pero a su vez indicó que por los planes de los dueños no pasaba el abonar este dinero a los trabajadores. El próximo día ocho, se sumará a la deuda la nómina de octubre, por lo que serán tres los salarios adeudados.

La plantilla, concentrada ante el UMAC, se mostró resignada. Los portavoces sindicales aseguraron que la huelga se mantendrá activa hasta que no cobren las nóminas, y las protestas continuarán con concentraciones y otras movilizaciones que se irán organizando. Varios miembros de la Corporación mierense estuvieron acompañando a los trabajadores, así como algunos vecinos que se sumaban a la concentración al ver a la plantilla con la pancarta en la céntrica plaza de abastos.

Los portavoces de los trabajadores señalaron que "nosotros ya no podemos hacer más esfuerzos. Asumimos en su momento un plan industrial en el que se recortaban nuestros derechos y en el que también aceptamos bajarnos el sueldo para salvar la planta, y los propietarios no tienen siquiera el valor de dar la cara". Y apuntaron que seguirán recabando apoyos a nivel institucional para tratar de desbloquear una situación que ha provocado que la planta mierense lleve dos años parada.