El Ayuntamiento de Mieres ya ha retirado de la explanada de Oñón el asfalto sobrante de la obra de mejora del firme de la Autovía Oviedo-Campomanes (A-66) que pretendía reaprovechar en la ejecución de arreglos de carreteras locales. Tras conocerse el informe de la Consejería de Medio Ambiente que catalogaba los materiales como contaminantes, el consistorio ha contratado a una empresa para su traslado al vertedero de Cogersa. Al final, una iniciativa con la que el gobierno local pretendía ahorrar unos 10.000 euros en la compra de zahorra, le ha terminado costando a las arcas municipales algo más de 13.000 euros, el coste que ha tenido la actuación de retirada de las 1.500 toneladas de material custodiado en Oñón.

El PSOE y PP solicitaron ayer en el Pleno al gobierno local de IU información sobre la resolución de este polémica iniciativa. El principal interés se centró en conocer los motivos por los que los gestores municipales no abordaron un estudio ambiental sobre el asfalto granulado antes de asumir su depósito en Oñón. El alcalde, Aníbal Vázquez, remarcó que actuaron con la tranquilidad que les daba la existencia de precedentes: "Muchos ayuntamientos reutilizan este conglomerado, pero en Mieres resulta que somos muy exquisitos". El regidor, veladamente, reprochó al PSOE la actitud beligerante que el partido ha mantenido desde un primer momento. Ahora bien, Vázquez sí reconoció que el lugar elegido para almacenar los residuos asfálticos "tal voz no fuera el mejor".

El gobierno local pidió al Ministerio de Fomento a principios de octubre la cesión de desechos de la capa de pavimento retirada de la A-66 con motivo de las obras que por esas fechas se habían acometiendo para mejorar el firme. La petición fue atendida y el consistorio recibió centenares de toneladas de material, concretamente 1.500. La gran cantidad de conglomerado cedido por Carreteras impidió que pudiera ser custodiado en instalaciones municipales, según informó el gobierno local. Al encontrarse los citados terrenos de Oñón sin uso, los responsables municipales los eligieron como almacén provisional. Fue entonces cuando intervino la Consejería.