Si un turista de viaje por Nueva York callejea por Greenwich Village o los alrededores de Madison Square Park probablemente se encuentre con alguna de las viviendas o los establecimientos comerciales que llevan el sello de la arquitecta langreana Susana de Zárraga. Esta joven de 26 años lleva trabajando desde febrero para un pequeño estudio de arquitectura de Brooklyn y la actividad desde entonces ha sido intensa. Remodelaciones integrales de espacios interiores en las que prima el diseño y la elección de los materiales son el principal campo de acción del Manifold Studio, una sociedad familiar en la que De Zárraga trabaja junto a otros cuatro arquitectos desarrollando diseños y proyectos singulares para viviendas, oficinas, comercios y cadenas de hostelería.

La joven langreana, que cursó la carrera de arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid, tuvo una revelación siendo niña, cuando se encontró en una fotografía con el edificio de la Ópera de Sidney. El gusto por las grandes edificaciones creó un caldo de cultivo latente que se reveló cuando tuvo que elegir su futuro profesional. "Siempre me incliné más hacia las ciencias y se me daba bien el dibujo. Lo que quería era hacer una carrera en la que se mezclase lo técnico y lo artístico, y pienso que la arquitectura es una conjunción muy buena de esas dos dimensiones".

Mientras cursaba la carrera, pasó un año en Chicago en el marco de un programa de intercambio de estudiantes, así que no le dio demasiadas vueltas cuando se presentó la posibilidad de volver a Estados Unidos. "Yo tenía claro que debía salir fuera de aquí porque las condiciones para desarrollarte profesionalmente en España son mucho menores que en otros sitios. Contacté con Manifold, les gustó mi trabajo, hice una entrevista por Skype y me fui a Nueva York", expone De Zárraga, que estos días está en Asturias para pasar las vacaciones navideñas con su familia.

La experiencia en la Gran Manzana está resultando muy fructífera hasta el momento. "Al tratarse de un estudio pequeño estás mucho más pegado al proyecto global y tienes más libertad a la hora de hacer los diseños. Si trabajas en una gran corporación con decenas de arquitectos estás limitado a un espacio más acotado y especializado; por ejemplo, puedes tirarte seis meses centrado únicamente en la fachada", esgrime la joven langreana, que actualmente trabaja en el diseño interior de un edificio de tres plantas en Greenwich Village: "Aquí estoy aprendiendo mucho porque hay un compromiso mutuo con la persona que te contrata de que te va a formar a cambio del trabajo que tú estás dando. En España, cuando se habla de prácticas, se piensa más en cubrir un puesto con un salario bajo; la formación queda en segundo plano".

La cuna de los rascacielos es actualmente, a juicio de la arquitecta asturiana, la capital de todo lo relacionado con la arquitectura sostenible y la investigación de nuevos materiales constructivos: "Aquí no hay una arquitectura vernácula, fácilmente reconocible, como pueden tener otros países. Es todo mucho más internacional y ecléctico, un poco en la línea del sello cosmopolita que tiene la ciudad".

Nuevos campos

De Zárraga reside en un piso de Brooklyn junto a otros dos españoles. "Soy una privilegiada porque está cerca del trabajo y puedo prescindir del metro e ir caminando", explica con una sonrisa. Sus planes pasan por quedarse un tiempo en Nueva York para seguir mejorando el inglés y explorar otras facetas de su profesión. "Ahora me gustaría continuar un tiempo con el diseño de interiores, pero también me gustaría abordar temas constructivos, de urbanismo y de restauración de patrimonio". Su visado de un año expira en febrero y confía en poder prorrogarlo otros tres. Los visados de trabajo están limitados a 65.000 al año y sólo llegan a cubrir el 25 por ciento de las solicitudes, pero también hay permisos de residencia vinculados con actividades artísticas a los que puede optar.

La joven langreana no prevé que la situación del país cambie en exceso cuando se haga efectiva la llegada a la presidencia de Donald Trump. "La victoria de Trump impactó a muchísima gente aquí, pero muchos piensan que utilizó un discurso más radical como estrategia electoral. La idea general es que será más moderado cuando llegue a la Casa Blanca".