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Con las pasarelas fabricadas en Mieres se movería en un día la población de China

Había otro factor favorable. "Además estaba la Universidad de Oviedo. Todo en conjunto generaba unas condiciones idóneas", añadió Álvarez Fidalgo. Mieres reunía las condiciones que buscaba la compañía para atender el creciente mercado peninsular. "En principio, la fábrica se creó para suministrar equipos para España y Portugal. Luego se fue abriendo a la exportación, con una clara estrategia de crecimiento", señala el director general de Thyssenkrupp Norte. El primer pedido que se atendió desde Mieres, en septiembre de 1991, fue la construcción de cuatro pasarelas para el Pryca Los Ángeles de Madrid. A continuación le tocó el turno a Los Fresnos de Gijón. Con el paso de los daños desaparecieron las fronteras.

Durante el último cuarto siglo la producción de Thyssenkrupp Norte ha llegado a los cinco continentes. Concretamente se han instalado pasarelas hechas en Mieres en un total de 53 países. Algunos equipos han llegado incluso a viajar a 17.000 kilómetros de distancia: "Hemos llegado hasta nuestras antípodas, con servidos a Nueva Caledonia, literalmente en el otro lado del mundo", destaca Álvarez Fidalgo. Y es que en 25 años, un cuarto de siglo, la factoría de La Pereda ha fabricado ya cerca de 14.000 escaleras mecánicas. "Con las piezas que hemos producido en Mieres podríamos mover en una día, según normativa, a toda la población de China . Es decir, a unos 1.300 millones de personas", asevera.

Thyssen llegó a tener en funcionamiento en Mieres cuatro plantas. Nos referimos a Thyssen Norte (escaleras mecánicas) y Thyssen Airport System ("finguers") que siguen en manos de la multinacional alemana, y de Thyssen Gus, fundición de peldaños de escaleras mecánicas, luego vendida a Fischer y trasladada a Alemania, y Sinterstahl (cajas de cambio), adquirida más tarde por Plansee. Tras su desembarco en Mieres la empresa también impulsó un centro de innovación en Gijón.

El "padre" de la llegada de Thyssen a Mieres, José Luis Álvarez Margaride, vio en su momento reconocido el importante papel que jugó en el proceso de reindustrialización al recibir el distintivo al mérito empresarial de los galardones "Mierense del año". "En la región había unas buenas condiciones, pero las relaciones personales también son importantes y ciertamente Margaride apostó por Asturias", reconoce Álvarez Fidalgo. El desembarco se abordó a raíz de la absorción de la empresa española Boetticher y Navarro. Esta operación permitió a Thyssen potenciar su división de elevadores, consolidando definitivamente su situación en el mercado internacional. El grupo, líder europeo en este campo, vio así reforzada su capacidad de cobertura del mercado, especialmente en su orientación hacia países de habla hispana.

Thyssenkrupp Norte no ha estado exenta de conflictos laborales en estos 25 años. Las últimas tensiones se remontan a 2012, cuando el comité de empresa de la planta convocó varias jornadas de huelga para conseguir un acuerdo en la negociación del convenio colectivo. Los representantes de los trabajadores llegaron a encerrarse en las oficinas de la factoría. "También hemos aprendido de estos momentos, de los que se pueden sacar conclusiones positivas para todos. De hecho, ahora tenemos en vigor un convenio estable de una duración de cuatro años", señala Álvarez Fidalgo.

El año pasado Thyssenkrupp renunció finalmente a la venta de su negocio de fabricación de pasarelas de embarque de pasajeros -conocidos como "fingers"- para aeropuertos, por lo que la factoría que produce estos elementos en el mierense polígono industrial de Baíña ha continuado en manos de la multinacional alemana.

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