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Pajares, el embudo de Asturias

Las salidas hacia la Meseta tanto por carretera como por ferrocarril sufren el desgaste del paso del tiempo, que se evidencia en el aumento de accidentes

Pajares, el embudo de Asturias

Pajares es desde finales del siglo XIX la tubería que mayor presión soporta en la canalización del transporte entre Asturias y la Meseta. El doble circuito de tráfico rodado por carretera y paso ferroviario de montaña ha conformado un estratégico nudo de comunicaciones al que el transcurrir del tiempo le empieza a pasar una notable factura. La llamada rampa de Pajares ha visto como este otoño han descarrilado dos trenes, uno de ellos de pasajeros, obligando en ambos casos a suspender el servicio durante horas. Misma situación se registró en la vieja carretera Nacional días después, cuando la calzada se mantuvo durante siete horas cortada al tráfico por el vuelco de un camión que transportaba fardos de hierba. El accidente se saldó con dos heridos de carácter leve. Estos sucesos han reabierto el debate sobre la seguridad en las comunicaciones vinculadas a Pajares.

La carretera que da acceso al puerto de Pajares (N-630) es una de las más peligrosas de España. Su Índice de Peligrosidad (IP) es de 40,1 puntos, cuatro veces por encima de la media nacional y el segundo de Asturias. Así lo refleja un informe de la Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente sobre la seguridad vial en la región que se hizo público hace un año.

"Lo que está a la vista no requiere de un candil, es evidente que las infraestructuras del puerto están lejos de ser eficientes y se asemejan a un embudo que cuando se obstruye genera graves trastornos", apunta Dolores Martínez, presidenta de la asociación de vecinos de Campomanes. Los usuarios de la carretera sostienen que la gestión de las vieja infraestructura es mejorable: "El problema no es tanto que está mal el firme, sino que no deja de ser un paso montañoso complicado y que soporta mucho tráfico", explican desde el mismo puerto de Pajares. Ramón González recorre casi diariamente las rampas del puerto: "Cuando éramos jóvenes las nevadas eran tremendas y la carretera casi nunca se cerraba. Se ponían las cadenas y seguíamos circulando. Ahora cubre dos dedos y se cierra el puerto. Si además se corta el paso de camiones por la autopista del Huerna, la salida a la Meseta es normal que se colapse".

El citado informe sobre la peligrosidad de la carretera de Pajares utiliza varios parámetros para realizar los cálculos. El estudio expone que en 2014 se registraron en la carretera N-630 -siempre en el tramo asturiano- 24 accidentes con víctimas. En los siniestros hubo un total de 46 heridos de distinta consideración. También hubo un accidente mortal. No es la carretera con más afectados, pero sí está entre los primeros puestos de España en Índice de Peligrosidad (40,1 frente al 9,8 nacional) y también en Índice de Mortalidad: 1,6 frente al 0,5 del promedio estatal.

Los usuarios perciben que el tráfico por Pajares está demasiado expuesto a imprevistos aparentemente menores que acarrean trastornos mayores de lo que cabría esperar. El último accidente lo pone de manifiesto. Se produjo en torno a las 08.20 horas de la mañana, cuando un camión que circulaba en dirección a Asturias volcó, cortando el paso en los dos sentidos a la altura de la localidad leonesa de Villamanín. La circulación estuvo suspendida hasta ya entrada la tarde, con siete horas de corte. "El problema es que estamos en un cuelo de botella", remarca Dolores Martínez. Al menos, el puerto de Pajares ofrece la alternativa de usar la autopista de peaje del Huerna, algo que no sucede con el viejo trazado férreo.

La conocida como rampa ferroviaria de Pajares se construyó entre 1880 y 1884 . El sinuoso paso está salpicado de túneles y constantes curvar que convierten el trazado en una interminable zigzagueo. Los recientes descarrilamientos han generado recelos por la falta de seguridad. El último incidente se produjo en diciembre, cuando un tren cargado de carbón que cubría la ruta Aboño-Ponferrada dentro del circuito Gijón-León descarriló a la altura de la localidad lenense de Casorvida. El eje delantero de la máquina se salió de los raíles ya dentro del segundo de los túneles que vertebran el paso del tendido ferroviario por el citado pueblo. La locomotora quedó incrustada entre los muros del paso subterráneo y, aunque los 16 vagones del convoy se mantuvieron alineados, el accidente dejó totalmente bloqueada la vía. Así, el tráfico ferroviario entre Asturias y la Meseta se vio interrumpido durante toda la tarde. En total, cerca de 500 viajeros se vieron afectados por el corte, llegando a sus destinos en autobús, con los pertinentes retrasos y trastornos.

Mientras, los faraónicos túneles excavados bajo la Cordillera siguen esperando la llegada de la alta velocidad.

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