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Las consecuencias de la demora sanitaria

Rosa María López: "Están poniendo en riesgo mi vida, ya no aguanto más"

Una mierense con graves secuelas de una operación espera desde hace tres meses que le extirpen la vejiga en el HUCA y terminar con las infecciones

Rosa María López, en su casa de Ablaña. FERNANDO GEIJO

"¿Podré parecerme algún día a la chica que fui?". Es la pregunta que se hace, cada mañana, Rosa María López Yerpes. Una mierense que, hasta hace dos años, estaba loca por escalar, por saltar desde un helicóptero y por montar en su yegua "Perla". Una operación de rótula, cambio su vida: después de la intervención, empezó a padecer graves dolores en la médula. Desde entonces camina apoyada en dos muletas y necesita una sonda. Probó suerte con una operación experimental en una clínica en Barcelona, pero no ha dado resultado. Desde esa intervención, ha estado tres veces en coma por sendas infecciones en la vejiga. Es paciente preferente para una operación en el Hospital Central de Asturias (HUCA), pero lleva tres meses esperando: "Están poniendo en riesgo mi vida, ya no aguanto más".

Es el dolor el que habla cuando Rosa María López se desespera. Sus problemas empezaron hace dos años, cuando se sometió a una intervención en la rótula en una clínica privada. "En los informes pone que, desde entonces, sufro síndrome de la cola de caballo (también conocido como cauda equina)", explicó López. Es una gran hernia discal en las lumbares, que comprime las raíces nerviosas. Afecta a los nervios que envían mensajes desde y hacia la vejiga, los intestinos y las piernas. "Hay días que no me puedo mover de la cama, otros puedo caminar con mucho esfuerzo y siempre con las muletas".

Una situación difícil para cualquiera y más para una chica de 34 años que antes practicaba deporte a diario. La primera intervención, la que se produjo inmediatamente antes de que aparecieran los problemas, está denunciada en el juzgado: "No me importa lo que pase, yo sólo quiero ser la de antes", afirma López. Tanto es así que, añade, "cada vez que veo un poco de esperanza, allí me lanzo a ver si encuentro una solución para esto".

Y eso hizo hace unos meses, cuando viajó hasta Barcelona para someterse a una intervención experimental en una clínica privada. "Me dijeron desde el principio que podía no resultar. Y así fue, no me sirvió para nada", aseguró. Desde entonces, ha sufrido tres infecciones por el deficiente funcionamiento de su vejiga. Estuvo en coma tres veces: "Son muy difíciles de controlar y ya nada me quita el dolor, me han dado morfina por vía intravenosa y oral, pero no me hace efecto apenas", asegura.

En uno de sus muchos ingresos en el hospital Álvarez Buylla de Santullano, el personal le informó de que había sido considerada "paciente preferente" para una operación de extirpación de vejiga: "Es lo único que me aliviaría un poco, porque así al menos terminaré con el dolor que siento cuando se me infecta", explica Rosa María. Pensó que el hecho de que su caso fuera considerado "urgente", le serviría para recibir una llamada en unos días. Pero, desde entonces, no ha sabido nada: "Ni llamada, ni carta, ni ningún aviso de que estoy en la lista".

Rosa María, que destacó en la práctica de judo y otros deportes, llevaba ayer cinco días en la cama: "No me puedo mover del dolor", afirmó a LA NUEVA ESPAÑA. Al cierre de esta edición, tras pasar unas horas "muy malas", tuvo que ser ingresada en el hospital Álvarez Buylla de Santullano. "Me han puesto morfina en un gotero, pero ya sé que no servirá de nada", comentó, por teléfono. Estaba resignada.

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