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FERNANDO ROMAY | Exjugador internacional de baloncesto

"Con equipos sin jugadores españoles perdemos identidad"

"Es importante que una liga como la LEB tenga su identidad y que la gente se sienta orgullosa de estar en esa categoría"

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Romay, en los colegios asturianos

Fernando Romay (La Coruña, 1959) es uno de los jugadores de baloncesto que marcó una época en España. Con la Selección logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984), siendo el precursor de una generación, la de los Gasol y compañía, que pondrían al baloncesto patrio en lo más alto. Sus 213 centímetros de estatura y su carácter afable hacen de él una persona idónea para promocionar el deporte entre los más pequeños y así lo hizo el viernes en el colegio Jesús Neira de Pola de Lena. En su visita a las Cuencas, el ex jugador del Real Madrid destacó, entre otras cosas, la necesidad de realzar los valores del deporte por encima de los malos hábitos.

-¿Cuál es el motivo de su presencia en Lena?

-De lo que se trata es de que lo que van a ver esta tarde en la final de la Copa Princesa -competición disputada el viernes que ganó el Oviedo Baloncesto- lo puedan vivir esta mañana. Queremos que el deporte, el baloncesto, no se quede solo en un mero espectáculo, sino que también sirva para algo más, como por ejemplo, educar. El baloncesto fue un invento de un profesor para un colegio y lo que hacemos es venir a la génesis de este deporte. Lo que pretendo es que los niños vean, extrayendo la competición, cuáles son los valores, que realmente son los que nos importan a la gente que hemos vivido tantos años el baloncesto.

-El deporte tiene cosas muy buenas, pero cualquier tipo de incidente tiene mucha repercusión.

-Nos preocupamos mucho más de los malos hábitos que de las buenas costumbres. Y parece que impera mucho más una cosa que la otra. Quizá por extraño que sea, en el mundo del deporte esas cosas que no son tan buenas es a las que se les da tanta notoriedad. Y a los valores y las cosas buenas, por sabidas y normales, pasan desapercibidas. Y si no se repiten de vez en cuando se olvidan o se obvian. Para eso estamos en los colegios diciendo que el deporte tiene cosas muy buenas y sacando todo eso a relucir. Los niños ven estos aspectos, pero no les dan tanta importancia.

-Es usted un habitual en las visitas escolares. ¿Los niños se sorprenden mucho al ver a una persona tan grande?

-Indudablemente, un tío de 2,13 no lo suelen ver y les impresiona. Los profesores son muy majos, muy guapos y muy profesionales, pero altos, lo que se dice altos, no son. ¡Qué le vamos a hacer!

-¿Qué hay que hacer para realzar un deporte como el baloncesto?

-Hay que normalizar el propio baloncesto. No nos podemos creer que somos la NBA. Hay que plantear que es un deporte en el que debe imperar el espíritu competitivo por encima del espíritu económico. Siendo un deporte que algunos realizan de forma profesional, no debe dejar de ser nunca una actividad que mucha gente practica de forma amateur. Hay que valorar más los proyectos bien hechos con metas asequibles. Proyectos en los que el nivel lo de la gente de casa con el apoyo de gente de fuera. Pero hay equipos que no tienen ni un solo jugador español y eso me parece que nos hace perder la identidad. Y sin identidad no eres nada.

-¿Qué propone?

-Lo peor que puede pasar son proyectos que no tengan sal ni pimienta. Y que sean todos iguales. Que alguien coja a diez jugadores del mercado y haga un equipo. Estamos perdiendo identidad si el que más dinero posee es el que de más posibilidades dispone para ganar. Debería de tener premio el que más se lo trabaje. En nuestra época había ciudades como Ferrol o Huesca que hacían buenos proyectos basados en gente que sabía y que ponía mucho interés, y esos proyectos llegaban adelante. Ahora mismo eso es inviable. Por eso es importante que una liga como la LEB tenga su identidad y la gente se sienta orgullosa de estar en esa categoría aunque no sea la ACB. Y por eso también hay que hacer la Copa Princesa, que te proporciona un grado de notoriedad y de sentirse orgulloso.

-Aquí, en Pola de Lena, hay un club de cantera como el Basket Lena. ¿Se ha perdido ese espíritu de comenzar desde la base?

-No se ha perdido el espíritu de cantera, pero sí es más difícil de llevar a cabo. De todos modos hay ejemplos como el Oviedo Baloncesto. Ante la caída del Gijón Baloncesto, Asturias necesitaba un referente en la máxima categoría. Y yo creo que el Oviedo salió y se creó por la necesidad de tener este referente. Hicieron una buena estructura de cantera y los éxitos se están viendo. Aún así, no hay que caer en errores del pasado y, a lo mejor, la categoría en la que tiene que estar el Oviedo es en la LEB. Y por eso hay que hacer la competición importante y generar un sentimiento de pertenencia y de orgullo hacia esa división.

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