Teresa Ribera fue Secretaria de Estado de Cambio Climático entre los años 2008 y 2011 y, en la actualidad, está al frente del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) con sede en París. Cuentan que no hay nadie que se mueva mejor que ella por el laberíntico proceso de las negociaciones climáticas y precisamente para impartir una conferencia sobre el "Impacto de Trump y el desafío al Acuerdo de París sobre el cambio climático" se acercó a la Casa de la Buelga de Ciaño el viernes. El acto fue organizado por la asociación cultural "Cauce del Nalón" y la Universidad de Oviedo, en colaboración con el Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

Jaime Izquierdo se encargó de glosar la figura de la ponente y lo hizo llamando la atención sobre su extensa y brillante trayectoria profesional y sobre el hecho de que "ha participado en casi todas las cumbres mundiales del clima desde el año 2001".

Ribera puso de manifiesto desde un primer momento que "en París existió una voluntad real de todos los países por participar en un esfuerzo conjunto por el clima y el deseo de trabajar dentro de las posibilidades de cada uno, con el fin de lograr lo antes posible una economía neutra en emisiones". La cuestión es a todas luces vital y necesaria, ya que "la comunidad científica ha alertado una y otra vez sobre el incremento de la temperatura media global, los cambios en el comportamiento de la naturaleza o el retroceso del hielo y los glaciares", subrayó.

Ante la respuesta contundente de la comunidad internacional a esa "llamada de socorro", aparece el hecho incontestable de la victoria de Donald Trump en un momento de especial fragilidad en el que se empiezan a construir las bases para implantar un modelo económico que haga compatible prosperidad y clima. "Trump está emitiendo muchas señales negativas y por desgracia en un corto periodo de tiempo, y si bien está claro que no tiene ningún tipo de inhibición y carece de reglas, no podemos aletargarnos ante sus posiciones ni debemos permitirnos prescindir de esas reglas que él no acata", expresó Ribera. Igualmente, explicó que hoy por hoy, la comunidad internacional se pregunta si Estados Unidos rebajará sus contribuciones para frenar el impacto del cambio climático, si quedará fuera del espacio jurídico internacional de los Convenios Marco de Naciones Unidas y el Acuerdo de París y sobre todo, si la postura de Trump "llevará a que otros lo imiten y eso suponga el fracaso del modelo de cooperación actual".

"Tenemos muy poco tiempo para evitar la llegada a un punto de no retorno, a lo sumo veinte o treinta años", aseguró la directora del IDDRI, que hizo especial hincapié en el hecho de que "tenemos un modelo de desarrollo que ha naturalizado cosas de las que nos tenemos que deshacer en un lapso muy corto y lo que está claro es que en todo caso, el cambio ha de ser asumible por la sociedad, solidario y además debe producirse a escala global".

El acuerdo de París fue, según la ponente, "la muestra de ese verdadero esfuerzo global por parte de los gobiernos del mundo para hacer frente al cambio climático" y si bien es evidente que el impacto de la llegada de Trump al poder no puede negarse, se mostró convencida de que "la acción climática en otros niveles no desaparecerá" y de que "el resto de países no va a quedarse con los brazos cruzados".

De hecho, tal y como enfatizó, "China e India se han apresurado a dejar claro que su compromiso en París es independiente de los acuerdos con Obama y por tanto nada tendrían que ver esos compromisos con quien ocupe la presidencia de Estados Unidos".