El Ayuntamiento de Mieres está empeñado en tratar a los prohibidos plumeros de la Pampa (Cortaderia selloana) como si fueran plantas ornamentales. Esa es la percepción que tiene los vecinos de Vega de Arriba, barrio cuyas amplias zonas verdes albergan varios de estos arbustos invasores. Aunque el gobierno local anunció hace varios meses su intención de poner en marcha un operativo para erradicarlos, los vecinos se han encontrado con que de nuevo estas plantas están siendo podadas, una práctica por la que ya se quejaron el año pasado. "Al final lo que están haciendo es fortaleciéndolos para que crezcan aún con más vigor", señala el presidente de la asociación de vecinos, José Manuel González, "Maneli".

Los plumeros de la Pampa adornan los jardines de Vega de Arriba desde hace bastantes años. Hay cuatro grandes matas localizadas. Los vecinos no prestaron atención a estas plantas hasta que, no hace mucho, los expertos comenzaron a dar la alarma sobre sus efectos dañinos para la flora local. Así, los portavoces del barrio pidieron al Ayuntamiento su eliminación con un argumento tan simple como lapidario: "Si están prohibidos será por algo. No creemos que haya mucho espacio para el debate". La demanda se trasladó al gobierno local el pasado mes de octubre. La respuesta fue que se activaría un plan para poner freno a la proliferación de estas plantas en zonas públicas, sobre todo en Vega de Arriba, unos las principales bolsas residenciales del casco urbano que, entre otros equipamientos, como la piscina pública, alberga el campus de Barredo. De hecho, los plumeros son perfectamente apreciables desde prácticamente la totalidad de ventanales de las instalaciones universitarias.

En su momento los vecinos ya denunciaron que los operarios municipales estaban "cuidando" estos arbustos como si de plantas ornamentales se tratara. Esta misma semana ha vuelto a suceder. Dos de las matas han aparecido podadas, con los tallos cortadas a un metro de altura. Los vecinos están indignados. "Parece que nos quieren tomar el pelo. Resulta que cuando pedimos que nos cuiden las zonas verdes nadie nos hace caso y, encima, emplean el tiempo de mantener una plantas que están prohibidas y que hay que erradicar", subraya José Manuel González "Maneli".

Y es que el problema que Vega de Arriba enlaza con otras reivindicaciones que no están siendo atendidas, lo que agita aún más el hastío de los vecinos. Por ejemplo: el barrio lleva tiempo denunciando que en una zona concretar de sus amplias zonas ajardinadas ha proliferado un asentamiento de las venenosas orugas procesionarias del pino: "Los nidos son perfectamente apreciables a simple vista. Ya estamos cansados de pedir que se tomen medidas, pro parece que la prioridad es cuidar de los plumeros", se quejan los vecinos. Las citadas orugas bajan de los nidos en primavera y recorren el suelo en búsqueda de un lugar en el que enterrarse para hacer una crisálida y romperla en julio ya convertidas en mariposa. Los animales, una vez en tierra, se mueven en línea en una procesión, de ahí su nombre, guiados por una hembra y, en ese momento, serían una presa facilísima para los depredadores si no fueran venenosas. Por ello, cuando sienten la presencia de otro animal sueltas los citados pelos urticantes. "Aquí ya han sufrido daños varios perros, pero también le puede pasar a un niño", remarca José Manuel González.

En cuanto a los plumeros, los expertos consultados por este diario señalaron que su presencia en el polígono de Vega de Arriba es especialmente problemática: "Hay que tener en cuenta que el barrio está cerca de la autopista, lo que genera muchas corrientes debido al paso de vehículos". De hecho, en el otro lado del río ya se pueden apreciar algunas de estas plantas. Agentes de la Policía Local emitieron en su momento un informe sobre su proliferación en el concejo.