"Hay que encontrar una solución satisfactoria para evitar que los jabalíes entren en las ciudades, como ha ocurrido en Oviedo y Gijón". Así resumía Carlos Nores, investigador del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) el objetivo del seminario "Prevención y control de jabalíes urbanos en Asturias" que tuvo lugar en el edificio de investigación del campus de Mieres con la participación de diversos expertos. Entre las propuestas lanzadas se encontraba el desarrollo de batidas y la colocación de pastores eléctricos, medidas empleadas en Aragón desde hace veinte años, que han conseguido suprimir completamente los daños de estos animales salvajes.

El director general de Recursos Naturales del Principado de Asturias, Manuel Calvo, fue el encargado de inaugurar el seminario junto al director del Indurot, Jorge Marquínez. Calvo destacó que el problema de los jabalíes "es común en todos los continentes" y destacó la importancia de realizar una estrategia común donde tenga cabida la administración, pero también la sociedad civil, como cazadores y animalistas.

Marquínez, por su parte, dio cuenta del problema con los jabalíes "que no es nuevo, de hecho el Indurot hizo en 1991 un trabajo sobre la expansión de este animal que hoy tiene plena vigencia, solo habría que cambiar la fecha".

Entre los expertos participantes en el seminario se encontraba Juan Herrero, del departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universidad de Zaragoza. "Llevo más de veinte años trabajando en estos temas, y la experiencia profesional nos dice que lo necesario es un control a largo plazo", apuntó, e hizo alusión a las medidas de control llevadas a cabo en Aragón con satisfactorio resultado. Junto a Herrero, también participó en el seminario Seán Cahill, del parque natural de Collserola, en Cataluña, quien un día antes estuvo recorriendo algunas de las zonas urbanas donde han sido avistados jabalíes. "La zona natural está muy cercana a la ciudad, por lo que hay que tomar medidas de control de la población eliminando recursos alimenticios como la basura, porque si no, se habitúan a estos espacios", apuntó.

El experto también dio cuenta de otras dificultades, como la reducción del colectivo de cazadores, la despoblación de las zonas rurales y la imposibilidad de proteger algunos cultivos frente al ataque de los animales salvajes. De hecho, los cazadores también han alzado la voz en más de una ocasión sobre este asunto, dando cuenta de que la población de jabalíes se mueve cada vez más por las zonas protegidas, situadas junto a las ciudades, donde no se les puede cazar. Eso provoca que se acerquen a los grandes núcleos de población.