"Hemos de transmitir positividad y no crear alarma, porque el cáncer infantil es una enfermedad rara, con no más de treinta casos anuales en Asturias, de los que se curan casi el 80%", manifestó el doctor Juan Francisco Pascual, adjunto de la Unidad de Oncología Pediátrica del HUCA, durante la charla que con motivo del Día Internacional del Cáncer Infantil tuvo lugar en la Casa de Cultura de Mieres. También participaron Celina Padierna, psicóloga clínica del Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil de Mieres, y Clara Martín, enfermera supervisora de hematología del HUCA. El acto fue organizado por la sección mierense de la Asociación Española contra el Cáncer y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

La presentación de la charla corrió a cargo de Loli Olavarrieta, presidenta de la AECC de Mieres. A continuación, el doctor Pascual repasó los diversos tipos de cáncer que afectan a los niños. Por tipología, las leucemias, los linfomas y otras patologías hematológicas representan más de un tercio de los casos registrados, seguidas de los tumores cerebrales, los que afectan al sistema nervioso, los renales y los óseos. En el caso de los cánceres hematológicos, entre los que destaca la leucemia aguda linfoblástica (LAL), el pico más elevado de incidencia se sitúa entre los 2 y los 5 años, aunque puede afectar a pacientes de todas las edades.

El doctor Juan Francisco Pascual recalcó que "la incidencia del cáncer infantil no ha aumentado, se mantiene en los niveles de los años 80". Pero hizo énfasis en la dificultad de su diagnóstico. "Al ser una enfermedad rara, un pediatra ve a un niño con cáncer cada cinco años. Los síntomas que suele manifestar son los propios de procesos comunes, como fiebre, dolor o cansancio. Cuando estos síntomas se hacen recurrentes o aparecen otros asociados, es el momento de investigar más profundamente", dijo. Y añadió que "la unidad de oncología pediátrica del HUCA es pequeña y el personal se esmera para que los pacientes y sus familiares reciban un trato cercano. No sólo cuidamos niños, también nos encargamos de las familias".

Celina Padierna hizo un recorrido por las consecuencias psicológicas derivadas de un diagnóstico de cáncer -ansiedad, miedo, ira, depresión?- y el modo en que el niño se enfrenta a los tratamientos y sus efectos secundarios, a las estancias hospitalarias y su impacto social y psicológico sobre la familia. "Porque con el diagnóstico de cáncer infantil toda la familia está implicada", expuso y recalcó la necesidad de "aprender a compartir las emociones y permitir que el enfermo se exprese, hable de sus miedos, del temor a morir, del dolor, de la separación de la familia".

Clara Martín manifestó que "trabajar con niños es muy agradable cuando todo evoluciona bien, pero muy duro cuando se complica". Y reconoció que "los niños acaban queriendo a la enfermera como si fuera de su familia".

Por último, doctor Pascual señaló que "si bien el cáncer infantil es más agresivo que el de un adulto, se cura mejor por su condición embrionaria y porque la quimioterapia es más efectiva en los niños". Y lamentó que en Asturias no exista ninguna unidad de cuidados paliativos infantiles, que en otras comunidades "ayudan a que el niño viva lo más feliz posible hasta el final".