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CARMELO GÓMEZ | Actor, impartió en Mieres un taller de teatro

"El problema de los 'Goya' es que son noticia por todo lo que no es cinematográfico"

"El mundo de la cultura ha entrado en decadencia, y no sólo por el 'No a la guerra', sino por una planificación ideológica mucho más profunda"

El actor Carmelo Gómez. J. R. SILVEIRA

Carmelo Gómez (Sahagún, León, 1962), impartió la semana pasada en Mieres el taller de teatro "Verso-reverso", segunda parte del que ya ofreció en el mes de noviembre, con un importante éxito de convocatoria. El seminario, que inicialmente tenía como base los textos de Federico García Lorca, se centró en Lope de Vega y "El perro del hortelano". El actor se muestra muy crítico con el actual "establishment" que rige el cine español y augura un renacer del sector, aunque desconfía de que se produzca a corto plazo

-El taller de teatro cambia de temática, de Lorca a Lope de Vega.

-Sí, la verdad es que son estilos muy distintos. Lorca terminó siendo un gran dramaturgo, más en prosa que en verso, y Lope siempre fue un dramaturgo en verso y construía personajes en verso. Tiene una capacidad de combinar la melodía medida con una estructura narrativa de obra de teatro. De hecho, escribió un gran tratado sobre cómo construir una dramaturgia. Me parece emocionante ver que alguien monta toda una teoría sobre cómo estructurar la narración de una obra de teatro.

-¿Cómo se estructuró el taller?

-Verso y reverso, es decir verso y lo que hay detrás de las palabras. Lo importante no es casi nunca lo que se cuenta, sino lo que hay detrás. La dinámica es siempre la misma, empezar midiendo los versos y ver por qué el lenguaje, que tiene vocación solamente de expresión y de la búsqueda de deseos, de repente se puede adaptar a una medida concreta, con una rima concreta y con unos acentos que les van dando una melodía y unas palabras que son más importantes que otras. Y la segunda parte es cómo se compone un personaje, cómo se estructuran las acciones en el espacio y luego ver cómo se junta la música con el deseo de los personajes por conseguir sus objetivos. Y todo esto lo hacemos con "El perro del hortelano", aunque en otras ocasiones también trabajamos con "El alcalde de Zalamea", "El caballero de Olmedo" y "La estrella de Sevilla".

-Usted ya hizo "El perro del hortelano", aunque no en el teatro, sino en el cine.

-Hice la película con Pilar Miró, donde hacía el personaje de "Teodoro". Era muy dinámica, simpática, divertida y estéticamente intachable. Pero sin embargo no entendía muy bien entonces a "Teodoro" y me dejaba llevar por las palabras. Creo que toda la película está muy en las palabras, pero he descubierto con la madurez un "Perro del hortelano" donde casi toda la obra está debajo de las palabras. Ese descubrimiento me parece muy interesante, por eso ahora no lo haría en gran comedia, sino en algo más chiquitito y quizá menos guapo, porque la mentira es el objeto fundamental de la obra.

-El taller se realiza con apoyo del Ayuntamiento de Mieres, ¿encuentra el mismo apoyo en otros consistorios?

-Los ayuntamientos no quieren saber del gasto de cultura, ni hablar, ahora están en lo de las farolas, las aceras, como mucho en lo del clima. Algunos como Madrid se han puesto en serio con la limpieza de las calles, que es mucho comparado con lo que había antes, pero el tema de la cultura es un gasto que se ha considerado superfluo, que no da votos, por lo tanto para qué se van a gastar dinero en algo que no sirve para nada y la gente no reclama. Pero cuidado, la responsabilidad de un político no es saber qué le da votos, sino lo que es bueno para su pueblo, y yo creo que esta experiencia en Mieres es un vocero para todos los ayuntamientos de que se puede hacer un pequeño esfuerzo para invertir en cultura, porque es felicidad para sus ciudadanos.

-¿Es complicado formarse como actor en provincias?

-Las provincias son un hándicap, tarde o temprano el espacio se te queda pequeño. Es evidente que en Madrid estamos todos, también los de los pueblos pequeños, que nos hemos ido a vivir a un lugar invivible e inhabitable. Pero es necesario si quieres vivir experiencias que de otra manera no podrías porque en tu pueblo, como era el mío, de 3.000 habitantes, no habría tenido la más mínima posibilidad de haber conocido a Miguel Narros, que Miguel era también de un lugar pequeño, pero terminó en Madrid. Es un sabio que me trasmitió lo que sabía y como él muchos más con los que he trabajado, pero agradezco mucho que el azar me hiciese dar con él.

-¿Entonces hay que marcharse?

-Cuando uno siente que ya se le queda pequeño el lugar, debe marchar, pero también existe la posibilidad, como muchos compañeros con los que estamos haciendo el taller, que son actores aquí y se sienten felices y plenos, eso es muy respetable. Yo siempre estoy con la investigación, no me puedo quedar con algo que ya sé eternamente, porque creo que se enquista, se anquilosa y se empobrece. También existe la posibilidad de que desde estos núcleos, como Madrid o Barcelona, haya expansión, que podamos salir e ir por ahí a transmitir lo que sabemos, nuestra experiencia con el teatro, en lo que yo llamaría escuela itinerante, es decir, que no haya una escuela fija sino gente que va y viene y va trayendo su experiencia.

-Hace unos días se celebró la gala de los "Goya", que volvió a estar envuelta en polémica.

-Eso ocurre porque la han tomado los medios de comunicación televisivos. Si las películas en sí, si el discurso de los actores o directores no da para tener una audiencia, se crea con toda esta cosa que se han inventado de alguien que robó, que lo devolvió, y lo alargan y lo estiran, es el cacareo al que estamos sometidos. Por eso creo que el problema de los "Goya" es haber metido a las televisiones, porque nos hemos metido en su esquema. Es una gala de los actores y las televisiones deberían adaptarse a ello, sin guiones. Pero desde que nos dieron un guión, lo aceptamos y además le metemos colonias, estamos fastidiados. Por eso ahora yo ni voy ni quiero saber nada de eso, ahora mismo es simplemente un escaparate comercial. El problema de los "Goya" es que se ha convertido en noticia por todo lo extracinematográfico, y deberíamos plantarnos.

-Pero es que parece que las productoras de televisión son las que apoyan al cine español.

-Pues que lo promocionen ellas, pero no que nos lleven a nosotros a dar la cara, llevar trajes alquilados o prestados y que todo el mundo nos llame de todo y nos difame por culpa de no tener dinero ni siquiera para un traje. Pues no, no lo tenemos, estamos ahora muy mal pagados, estamos vilipendiados, insultados y excluidos. No tenemos para trajes, ¿hay algún problema? Cuál es el drama de todo eso. He leído todo tipo de artículos al respecto y es que es nuestra realidad, yo no me siento avergonzado por ello. Hubo otra época, que también era excesiva, y hoy estamos en otro sitio que tiene que ver con la decadencia en la que hemos entrado en el mundo de la cultura. Y no es sólo por el "no a la guerra", esto obedece a una planificación ideológica mucho más profunda, que es excluir el mundo de la cultura del diálogo y el discurso.

-Habla de la situación de los actores, ¿hay mucho paro?

-Es muy alto. Creo que siempre ha habido épocas, cuando estudiaba en el colegio no podía entender que una cultura rica en todo fuese aplastada por otra que era más pobre, pero más guerrera. Se aplasta a la sociedad anterior, que es más culta y la hunde, y sobre esta hay en la misma colina otra cultura posterior que tiene que volver a empezar desde el principio. Me da la sensación de que estamos en un momento que se quiere aplastar absolutamente todo para que de repente un día, que no los verán nuestros ojos, volvamos otra vez a empezar de nuevo. Parece como si siempre fuese necesaria una catarsis para que continuemos, como si el hombre no fuese capaz de continuar desde donde ya está y seguir hacia arriba. En este momento, al igual que en las guerras, hay una necesidad de aplastarlo todo para empezar de nuevo.

-¿En qué proyectos está involucrado?

-Acabo de terminar "El alcalde de Zalamea" con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y mi ilusión, de momento, es hacer un Lorca, estamos buscando qué, pero será algo muy sorprendente que llamará mucho la atención. Es un Lorca de género, porque es el poeta considerado como el pansexual, el panteísta, creo que todas sus obras pueden ser sacadas de su contexto para ver qué expresa esa poesía que él escribe, al margen del drama rural que siempre planteó. Pero si sacamos todo eso de los atavismos y las convicciones, quizá encontremos un Lorca que nos hable de otras cosas.

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