Dicen que doña Gontrodo Petri, hija del magnate asturiano Pedro Díaz de Valle y María Ordóñez, tenía una belleza que encandilaba. Tan guapa era que el rey Alfonso VII de León, en una visita a Aller, quedó prendado sin remedio. De sus amoríos, nació doña Urraca: reina consorte de Pamplona y reina de Asturias. A lo largo de la historia, los pueblos de Pelúgano y Soto se han disputado el título de haber sido la cuna de la noble. El último libro de María Teresa Álvarez, "Urraca. Reina de Asturias", ha atraído a numerosos turistas a ambas localidades. Y también ha reabierto el debate sobre el lugar de nacimiento de la noble. La documentación es poca y la leyenda mucha. Pero lo que es seguro es que Urraca aún reina en Aller.

"En una de las salas de la torre de la casona en Soto de Aller, Gontrodo Petri y la infanta Sancha Raimúndez charlan como dos amigas". Es un extracto del capítulo que narra los primeros días de vida de doña Urraca, en el libro de María Teresa Álvarez. "Estoy muy contenta de como ha reaccionado el público a este último libro, siempre estoy contenta de que mis obras se lean en Asturias", explica la autora. El libro sitúa el nacimiento de doña Urraca en Soto, más por instinto que por historia: "La verdad es que encontré información de ambas localidades, Pelúgano y Soto, y decidí visitarlas. Cuando llegué al entorno de la torre de Soto, sentí que mi novela tenía que ambientarse ahí. Yo me fío mucho de las sensaciones".

Sensación para la escritora, historia para los vecinos de Soto. "Hay parte de leyenda y parte de historia. Pero es más historia que leyenda", afirma Manolita González Castañón, firme defensora de que su pueblo vio nacer a doña Urraca. Y también "un poco reina", bromea, porque su familia fue la última que habitó la casa donde pudo nacer la reina de Asturias. "Cuando leí el libro reconocí cada rincón. Dije 'coime, si yo viví ahí', ya te digo que me sentí una reina", insiste. Esa casa, anexa a la torre de Soto, era "algo vieja, pero muy guapa".

Un salón grande, habitaciones con mucha luz y una cocina para reunir a toda la familia. El jardín estaba verde y cuidado, coronado por la torre. Son los mismos espacios que Álvarez describe en la novela y a Manolita González ya no hay quien la convenza de que es posible que doña Urraca naciera en otra parte: "A Gontrodo la trajeron aquí a parir, porque la casa es de reina. Si nació una reina en Aller, aunque Pelúgano también es muy guapo, tuvo que nacer en Soto", afirma.

Sabe Manolita González y todo el concejo que en Pelúgano también hay una casa "de reina". El "palacete", como lo llaman en el pueblo. Es una casona grande, con un escudo adornado con relieves: una flor de Lis, El León, la Cruz de Asturias y una imagen que parece representar tres torres. En Soto aún se conserva una y otra estaba en el entorno de Pelúgano. "Cuando se hicieron unas obras en el lagar del palacete, aparecieron restos del pasadizo", explica Eva Fernández, presidenta de la asociación de vecinos. Y la del pasadizo, es la narración más bonita del concejo de Aller: cuentan que Alfonso VII, enamorado como un adolescente de Gontrodo Petri, mandó construir un paso subterráneo para reunirse con ella sin ser vistos.

En una mañana, entre Soto y Pelúgano, es posible escuchar muchas historias. Pero pocas están escritas. María Teresa Álvarez reconoce que la documentación sobre doña Urraca es "escasísima". Kiko Velasco, concejal del equipo de gobierno, es un apasionado de la historia del concejo. Afirma que la primera referencia al nacimiento de doña Urraca en Aller aparece en un libro del padre Luis Alfonso de Carvallo, del año 1965, titulado "Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias". Valentín de Lillo y Hevia, cura de La Vega durante décadas, escribió en 1952 un poema que sitúa el lugar de nacimiento de doña Urraca en Pelúgano. Los documentos oficiales son muy escasos: reclamaciones para que se conservara la tumba de doña Gontrodo, que partían del Ayuntamiento de Aller y que ratifican que la madre de doña Urraca era allerana. Nada más.

La reina Urraca fue separada de su familia materna y criada por su tía, la infanta Sancha Raimúndez. Su medio hermano, Sancho (hijo de Alfonso VII de León y la reina Berenguela de Barcelona) llegó a ser rey de Castilla. Ella se casó con el rey García Ramírez de Pamplona, pero regresó a Asturias tras enviudar. Gobernó Asturias entre 1.153 y 1.165, y celebró un segundo matrimonio con Rodrigo Fernández de Castro.

Dicen que amaba Asturias. Y todos los bienes que su padre le legó en Aller. "Buena pena es que esta torre esté en estas condiciones, ya no sabemos a quién recurrir para que la arreglen", lamenta Gumersindo Fernández, presidente de la asociación de vecinos. Asegura que, desde que se publicó el libro sobre la hija de Gontrodo, son muchos los turistas que se acercan hasta el pueblo: "Y encuentran esto, una torre derrumbada".

La casa de doña Urraca se cae, aunque está protegida como Bien Cultural, y no hay acuerdo con los propietarios para su reforma. Tanto es así que el Principado plantea la ejecución subsidiaria de las obras, pero aún no están listos los trámites. Secundino Solís, que vive frente a la torre desde que nació, recuerda con exactitud cuándo empezó la decadencia: "Ya cuando era yo un niño, nos decían que no corriéramos por donde la torre que iba a caer", explica. Empezó a derrumbarse en 1948 y el deterioro sigue, día tras día.

Las cosas han cambiado y, ahora, los niños ya no pueden jugar cerca de la torre. Lo saben bien Claudia Pérez, Raúl González, Leire Díaz y Albano Velasco. Cuatro niños de la localidad, que pasan las tardes del sábado jugando a que viven en un palacio. Admiran la torre desde las rejas de la puerta, asomados al muro que la esconde.

-¿Queréis que arreglen la torre?

-Claro. Y que pongan fuera un columpio y un tobogán como los que tenía Urraca.

Eso de que la reina de Asturias tenía un parque para ella sola, seguro que es leyenda.