Los dos acusados por el secuestro exprés ocurrido el pasado año en Riosa acordaron ayer una pena de 16 años de prisión, ocho para cada uno, tras aceptar los hechos ante el tribunal y pedir perdón a su víctima. Tanto la Fiscalía como la acusación particular habían solicitado inicialmente 29 años de cárcel. Eder Ramón Sosa y Rodrigo Medina coincidieron en señalar en su declaración la existencia de una tercera persona, B. S. B, que según su versión, había sido el cerebro de la trama. Fiscalía y acusación solicitaron que se abrieran diligencias contra el tercer implicado, que ayer acudió como testigo. La víctima, Belarmino Bardio, también había sido llamado a declarar como testigo, aunque no tuvo necesidad de hacerlo tras el acuerdo entre acusación y defensa.

Los hechos tuvieron lugar el 9 de enero de 2016, un poco antes de las tres de la tarde. Los acusados se dirigieron a una vivienda unifamiliar en la localidad riosana de El Castañar que Belarmino Bardio utilizaba periódicamente y en la que cuidaba animales domésticos. Los secuestradores accedieron a la finca donde se ubicaba la vivienda y esperaron a que el propietario entrara en la cuadra. Una vez allí, se abalanzaron contra el hombre. Le tiraron al suelo, le taparon la cabeza con un trapo, le ataron las manos a la espalda y, con una cuerda, le inmovilizaron. A la vez que le ataban y amordazaban, "le decían expresiones en el sentido de que si no les daba dinero, le matarían". Inicialmente le exigieron medio millón de euros y después 20.000 euros. También le hicieron comentarios sobre sus datos personales, como que sabían dónde y con quién vivía, la marca de su vehículo o su trabajo. Una hora después, los acusados abandonaron la vivienda, aunque antes se llevaron la cartera de su víctima, con 120 euros, el móvil y las llaves de la vivienda y de un almacén. También robaron el coche del hombre, que fue encontrado semanas más tarde en Oviedo. La víctima estuvo maniatada hasta las nueve de la noche, cuando su cuñado llegó a la vivienda alertado por su tardanza.

En el escrito de los hechos inicial, se decía que los acusados habían ocultado su rostro, aunque ninguno de ellos lo admitió ayer y los abogados aceptaron retirarlo. Tampoco se usaron armas, aunque sí las llevaron. En este sentido, Eder Ramón Sosa señaló que las armas habían sido facilitadas por una tercera persona, propietario de un bar en Oviedo, "que lo organizó todo, incluso nos llevó en coche hasta la finca, pero luego se fue". Antes de dar el juicio visto para sentencia, el acusado aprovechó para dirigirse públicamente a la víctima y afirmar que "estoy arrepentido profundamente de lo que hemos hecho". Palabras que también compartió el otro acusado, Rodrigo Medina, quien quiso disculparse "ante la víctima y su familia". Los familiares de los acusados, que habían acudido al juicio, también aprovecharon la presencia de Belarmino Bardio para disculparse ante él.

De los ocho años que tendrán que pasar en la cárcel cada uno de los acusados, los abogados de la defensa solicitaron que la mitad se cursase en España, conmutándose el resto con la expulsión del país, ya que son de origen paraguayo. La última decisión será del tribunal, aunque la Fiscalía se mostró contraria a la petición y exigió que cumplan su condena íntegra en España.