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J. ÁNGEL MENÉNDEZ DÍAZ | Investigador del Instituto del Carbón y socio de Xerolutions

"Las posibilidades del carbón son amplias, no está muerto, está en la vida diaria"

"Somos los únicos en el mundo que fabricamos xerogel, una tecnología más barata que otras para lograr el almacenamiento de energía"

Ángel Menéndez Díaz. F. RODRÍGUEZ

J. Ángel Menéndez Díaz es investigador del Instituto Nacional del Carbón (Incar-CSIC) y socio promotor, junto a la también científica Ana Arenillas, de la firma Xerolutions, dedicada a la producción de xerogel de carbono para sistemas de almacenamiento de energía. Se trata de materiales muy porosos que se aplican en los denominados supercondensadores, las baterías del futuro. Tras un período de rodaje en una planta piloto en Gijón, la empresa ha obtenido una subvención de 1,8 millones de la Unión Europea para poner en marcha una gran fábrica con veinte empleos y una inversión de más de cuatro millones para producir 100 toneladas de xerogel al año. La comarca del Nalón es uno de los emplazamientos que despiertan más interés entre los promotores de la firma.

-¿Qué es el xerogel de carbono?

-Es un carbón con unos poros muy pequeños, nanoporos, que podemos hacer a medida mediante resinas químicas. Son unos geles que obtenemos mediante la utilización de un disolvente, en este caso el agua, y un catalizador que después se meten en un microondas y esa fue nuestra gran aportación. Estos geles ya estaban inventados, pero tardaban en obtenerse mucho tiempo, hasta cuatro días, con procesos en los que estaban sometidos a condiciones críticas o criogénesis, en los que se congelaban para después sublimarse. Esto era muy complejo y lo que nosotros hicimos fue hacerlo en microondas y, en lugar de cuatro días, tardamos cuatro horas, lo que permite producirlos industrialmente. Tras salir del microondas es un gel orgánico, pero posteriormente se carboniza en el horno. Se mete a una temperatura muy alta, de más de 800 grados, y ahí se forma un material de carbono que mantiene los poros formados en la gelificación.

- ¿Qué utilidades tienen estos materiales?

-Sirven para meter cosas dentro de esos poros, en nuestro caso son sistemas de almacenamiento de energía. Se pueden meter iones, electrolitos. Cuando aplico corriente esos electrolitos se disocian en un anión y un catión, y se almacenan. Cuando quito la corriente, tienden a juntarse y producen corriente a su vez. Por eso es un sistema de almacenar energía. Dependiendo del tipo de electrolito hacemos carbón con unos poros determinados. Tenemos un material que, para producir supercondensadores, ahora mismo es lo mejor del mercado.

- ¿Cuáles son las aplicaciones comerciales?

-El supercondensador, como sistema de almacenamiento de energía, es un negocio muy importante que se utiliza, por ejemplo, en los vehículos eléctricos como auxiliar de la batería cuando necesito potencia. Cargan muy rápido y descargan muy rápido para suministrar potencia. Por eso en tranvías o sistemas que están continuamente parando y arrancando el supercondensador es muy interesante. En la frenada carga y en el arranque da la energía. Es un negocio en auge y nos centramos ahí, aunque también hay otras aplicaciones como el soporte de catalizadores para biomoléculas, convertirse en secantes, pilas de combustible o en baterías convencionales. Otro tipo de uso que puede tener el gel antes de carbonizarse es el de aislante térmico. En Xerolutions estamos empezando y nos hemos centrado en el tema del almacenamiento de energía. No queremos dispersarnos demasiado.

- ¿Qué distingue a su producto?

-Ahora mismo somos los únicos en el mundo que fabricamos xerogel. Hay sólo otra empresa, en Estados Unidos, que hace un producto parecido que es el criogel, que en el proceso de producción utilizan la congelación y la sublimación. Nuestra tecnología es mucho más barata porque los materiales son mucho más competitivos. En los supercondensadores se están utilizando ahora carbones activos que son muy caros porque hay que quitarles todas las impurezas.

- ¿Cuáles son las perspectivas de crecimiento del sector?

-Son muy elevadas porque cada vez se están fabricando más supercondensadores. Ahora el mercado lo están copando los supercondensadores de electrolito orgánico, un compuesto bastante contaminante y tóxico. Nosotros fabricamos para electrolito orgánico pero también para electrolito acuoso, que es mucho mejor medioambientalmente y se está empezando a demandar mucho.

- ¿Por qué barajan ubicarse en la comarca del Nalón?

-Hay diferentes opciones y la comarca del Nalón es un emplazamiento simbólico por lo que supone sustituir el mineral tradicional por este otro tipo de carbón. Además, las condiciones son mejores que en otros sitios. Ocupar una nave en el centro de Asturias es más caro que aquí y las condiciones en la cuenca son interesantes. Supone la producción de un carbón 2.0. Parece que el carbón tradicional está en horas bajas y nosotros podemos sustituirlo por otro. Tenemos ayudas europeas y del Idepa, y el respaldo de tres inversores privados. Hablamos de un desembolso de más de cuatro millones.

- ¿Hay, por tanto, vida más allá de la mina para el carbón?

-Nuestro xerogel es un ejemplo, pero hay otros como el grafeno, que es un material de carbono de mucho futuro. También están las fibras de carbono, utilizadas en la Fómula 1 y la ingeniería aeroespacial, y los compuestos que se emplean en la limpieza del aire y el agua. Las posibilidades son amplísimas. El carbón no está muerto ni mucho menos, está en nuestra vida diaria. Hablando del carbón veo el futuro negro, pero es un negro optimista, de que se le puede sacar mucho provecho.

- ¿Puede llegar a generarse un nuevo foco de negocio vinculado a este sector en el Valle?

-En Asturias se estás creando muchas start-up como la nuestra, vinculadas a la nanotecnología. Sin ir más lejos, en el Incar hay otras dos, que fabrican grafeno y grafitos especiales para aumentar la conductividad eléctrica de los materiales. Podría haber muchas más porque el carbón tiene muchas posibilidades y hay una demanda real de los mercados. En la región hay gente muy preparada. La materia prima, sobre todo la materia gris, es mucha y muy buena. Además, existen sinergias entre las empresas y los centros de investigación que quizá se deberían potenciar más.

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